lunes, 27 de junio de 2016

CUANDO NOS ROMPEN EL CORAZÓN



CUANDO NOS ROMPEN EL CORAZÓN
Cuando nos rompen el corazón una parte del mismo se queda sin poderse recuperar.
Cuando alguien nos engaña sentimos que la confianza son solo palabras en un mundo de sordos
Que difícil es confiar cuando quienes amamos nos traicionan
La cicatriz que queda después que nos han roto el corazón se llama “desconfianza”
Si cada vez que alguien nos rompe el corazón sufriera como lo hacemos nosotros, no habría tantas traiciones
Todos en alguna medida nos han roto el corazón
A veces somos tan adictos al drama que buscamos quien nos rompa el corazón solo para reforzar que solos estamos mejor
Nadie queda igual que antes de que le rompieran el corazón
Vengarnos de quien nos rompe el corazón es un acto no civilizado, como no civilizado es que nos rompan el corazón
No se puede vivir negando el hecho de que en el amor las garantías son inexistentes
Dañar en nombre del amor es casi tan parecido que hacer una guerra en nombre de la paz
Perdonar a quien nos rompe el corazón ocurre en el momento en que nos olvidamos de quien lo hizo. Si recordamos, nos duele
Intentar sanar nuestro corazón roto intentando prontamente amar de nuevo, es casi una invitación a que nos lo rompan de nuevo
Un corazón roto solo se recupera en soledad. Acompañado alivia el dolor, mas es difícil que aprendas la lección
En el refrán un clavo saca a otro clavo, la gente olvida que el orificio siempre estará allí.
Quien se convierte en un pragmático del amor alguna vez fue un poeta del enamoramiento a quien le rompieron el corazón
Cada vez que nos rompen el corazón el concepto de que existe justicia en el mundo, tiende a ser un mito urbano
Una persona mentirosa es un complot al amor
Superar el corazón roto es casi tan difícil como volver a enamorarse
Muchas veces no es culpa nuestra que nos rompan el corazón pero casi siempre es culpa del otro
Es cierto que todos de alguna manera u otra mentimos, pero ¿todos rompemos el corazón de otro? No¡¡ solo los desalmados
Quien se burla de un despecho, en su miserable vida nunca le han roto el corazón. Así se siente
Superar el corazón roto implica tiempo, paciencia y sobre todo olvido. Es muy difícil sanar después de una traición
El luto que nace de un corazón roto es tan fuerte que pareciera que es una muerte. Lo peor, es que lo es
Toda lágrima derramada es un homenaje a lo vivido pero cuando nos rompen el corazón es más bien un arrepentimiento de hacerlo
Una cosa si es clara, el corazón es tan noble que después de que lo rompen, aun así, muchas veces, se vuelve enamorar
No existen buenos consejos para sanar un corazón roto. Lo que existe es una mano amiga que te acompañe en silencio mientras lloras
El que cree que sanar un corazón roto es fácil es porque lo más probable nunca se lo han roto
Quien razona el amor realmente no sabe nada del mismo
A veces más que terapias o pastillas, solo necesitamos una mano que sostenga la nuestra cuando nos rompen el corazón
Superar el que nos rompan el corazón siempre implica un acto de valentía y otro de redención
Aunque el amor nunca tiene garantías nunca es falto de esperanzas. Amar siempre implica fe
Si aun ateo puede amar, ¿Qué quedará para ti que vives lleno de fe? Amor siempre es un acto de esperanza
Psicoanalizar un corazón roto es como que un mecánico automotriz intente reparar un infarto
Todos somos capaces de superar un corazón roto, sobre todo, que la inmensa mayoría ya lo tiene herido y sigue viviendo
Aunque nos rompan el corazón, la posibilidad de amar y ser amado es siempre mayor a la certeza de que siempre nos puede doler


sábado, 18 de junio de 2016

CÓMO ACTUAR DEPUÉS DE UNA DISCUSIÓN CON MI PAREJA

Cómo actuar después de una discusión con mi pareja

Cómo actuar después de una discusión con mi pareja
Es claro que cuando algo nos hace salir de nuestras casillas no siempre nos detenemos a pensar en lo que hacemos o decimos, sin embargo hay ambientes en los que tal vez procuramos controlarnos, como por ejemplo en el trabajo. Pero cuando se trata de nuestra relación de pareja a veces explotamos de un modo en el que el autocontrol luce inexistente, un gran error que debemos aprender mejorar con inteligencia emocional, por eso en unComo.com te damos algunas claves para que sepas cómo actuar después de una discusión con tu pareja
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Instrucciones

  1. En primer lugar es bueno que aprendas el arte de la moderación, el autocontrol y el trabajo de la inteligencia emocional, pues puedes tener razón al molestarte pero en el momento en el sales de tus cabales y ofendes al otro has dejado de estar en lo correcto
  2. Si en medio de la discusión te das cuenta que en ese momento y con los ánimos tan caldeados no llegarán a ningún sitio, apela a la lógica y corta la disputa, propón que ambos se enfríen para continuar hablando del tema con más calma y raciocinio
  3. Evita mandar mensajes compulsivos, hacer mil llamadas o forzar al otro a hablar si no lo desea, debes permitir que ambos tengan un espacio para pensar en lo sucedido y en como lo resolverán. Consulta el artículo Cómo aprender a ser paciente con mi pareja y todo irá mucho mejor.
  4. Reflexiona acerca de lo que pasó y lo que motivó la pelea, es importante que sepas que nunca hay un único culpable, la relación es de dos, y en muchas ocasiones puede que uno sea más responsable que otro, pero ambos deberán excusarse
  5. Si quieres resolver el conflicto deja a un lado el discurso de reclamo y busca más bien las herramientas conciliadoras, no lleves los reproches hasta los extremos
  6. Apela a la calma y si tu pareja te pide tiempo, cede y dale el espacio que necesite. Al momento de argumentar deja tus puntos claros pero sin ser hiriente u ofensivo, la meta no es herir a la persona que quieres si no que ambos se concilien
  7. No compartas con todo el mundo el problema que acabas de tener con tu pareja, si realmente necesitas desahogarte habla con quien sepas que será discreto, finalmente no querrás que todas tus amistades conozcan con detalle la intimidad de tu relación
  8. Aclara tus ideas, esto es vital para pensar exactamente que deseas hacer. Una vez que lo hayas conseguido estarás listo(a) para resolver el conflicto
  9. Si deseas leer más artículos parecidos a cómo actuar después de una discusión con mi pareja, te recomendamos que entres en nuestra categoría de Sentimientos.
Consejos
  • Ante un conflicto con tu pareja es importante mantener la calma, no querrás decir algo de lo que luego puedas arrepentirte
  • Ten inteligencia emocional, evita los gritos, las ofensas, y los actos impulsivos, es lo mejor para ambos


viernes, 17 de junio de 2016

LA MENTALIDAD DE ALGUNOS POLÍTICOS.Y LA MÍA.

La mentalidad de algunos políticos. Y la mía.

(Precaución, entrada densa de domingo)
¿Qué somos para algunos políticos? Resulta curioso, pero sobre todo triste, ver la percepción que revelan tener de los ciudadanos: para algunos políticos, resulta impensable que un grupo numeroso de ciudadanos se exprese libremente, de manera no coaccionada ni manipulada, acerca de un tema que les preocupa.
En su retorcida mentalidad, algo así es imposible. Es la mentalidad de quien “es” de un partido político, dando a ese “ser” una evidente connotación de pertenencia, de entrega total a un ideario, de abandono total de la capacidad de pensar por uno mismo. Quien lleva años cobrando de un partido determinado, quien ha hecho del partido su vida, quien maneja militantes y ciberpepiños como quien sitúa a sus tropas ante una batalla, es completamente incapaz de entender que movimientos espontáneos aparentemente similares se puedan dar de otra manera. En realidad, es un insulto tan grande a la inteligencia de quienes se movilizan, asumir que carecen de criterio y que solo lo hacen espoleados, engañados por el “hechicero” de turno, que merecerían su desprecio más total.
En su mente habitan fantasmas de todo tipo: si alguien alerta de un tema y pone en marcha el movimiento, tiene forzosamente que estar a sueldo del enemigo. Es imposible que sea un simple ciudadano preocupado. Ven “hechiceros”, y piensan que esos “hechiceros”, por alguna razón que no alcanzan a comprender, están “en posesión del anillo único” que les permite mover a esas masas ignorantes a su antojo. No pueden entender de dónde viene ese “poder” que atribuyen a ese supuesto hechicero, y asumen que tiene que ver con la magia negra, que alguien lo ha puesto ahí. Y por supuesto, que es como ellos: un político con ambición política, con interés por cobrar del partido, del Estado, por encaramarse al poder y obtener prebendas. Ni soy “hechicero” ni lo seré nunca. No tengo “poder”. Si mañana dejo de escribir, simplemente desaparezco. Nadie me apoya incondicionalmente, solo apoyan determinadas posturas, y no necesariamente todas ellas. Si pido a alguien que me siga para hacer alguna estupidez, me mandarán – con toda la razón – a la mierda. Y así considero que debe ser, no hay más. Ni menos.
El problema de la democracia son las ideologías. Sinceramente, y esto es una simple exposición personal, he dejado de creer en ellas. Juegan para mí el mismo papel que jugaron en su momento las religiones – soy un ateo ya no convencido, sino casi militante: el de competir por el apoyo, el de evitar o directamente perseguir al oponente, el de impedir todo cuestionamiento. Las ideologías en los partidos de hoy son una forma de sostener un supuesto ideario, algo que dé soporte a una pertenencia que esclaviza a los militantes: el militante, el que “es” de un partido como quien profesa una religión, es incapaz de todo punto de cuestionarse una decisión determinada de su partido, de su líder, y llega a alambicar de modos completamente risibles sus “razonamientos” para evitarlo. Pensar que alguien pueda, efectivamente, vivir al margen de ese sistema es algo imposible: si se opone a mí, si cuestiona mis planteamientos, es que “es del otro partido”.
El problema de la política española son los ciudadanos que “son” de un partido determinado. Yo jamás he “sido” de ningún partido. Ser, lo que se dice ser, soy mío, de mi mujer, de mi hija, de mis padres y de algunos amigos, de esas personas que me podrían pedir cualquier cosa, una lista muy, muy corta. ¿”Ser” de un partido? No me hagas reír. No creo en ellos. Apoyo en cada momento a aquel que creo que me resulta interesante para llegar a los fines que creo positivos. Habría apoyado a cualquier – y digo claramente “cualquier” – partido que me solicitase ayuda para analizar la redacción de una moción que defendiese la neutralidad de la red, porque simplemente creo en ella y creo que es completamente necesaria. Eso no quiere decir, en modo alguno, que yo “sea” de ese partido, porque jamás, bajo ningún concepto, me verás integrando una lista. No creo en las listas, menos aún si son cerradas, ni en los partidos que lleven por delante algo, llamado ideologia, que no sea la simple transparencia, honestidad y capacidad de gestión.
El voto no se entrega, no se promete, no cabe ahí la lealtad. Es perfectamente coherente apoyar a un partido hoy y criticarlo mañana, no pasa nada, nadie te va a excomulgar. El otro día, alguien en Menéame decía, como comentario a una entrada mía, que yo no era coherente porque a veces criticaba al Partido Popular y a veces lo apoyaba. Impresionante documento: para esa persona, lo “natural”, lo “coherente” es lo contrario, es decir, apoyar lo que diga el partido “sea lo que sea”. Pero ese, precisamente ese, es el pensamiento del político medio, el que “es” de un partido, el que no puede, so pena de perder su escaño o su sueldo, cuestionarse nada, votar sin disciplina, ver más allá.
Se apoya puntualmente a quien te convence, a quien crees que lo hará bien por su capacidad, no por su supuesta “ideología”. Si a día de hoy viviese en Cataluña, votaría seguramente al Partit Pirata: una opción pragmática que promete actuar en un tema que verdaderamente me preocupa como persona que pasa una parte importante de su vida en la red, y que me parece que será muy bueno que tenga representación parlamentaria. ¿Quiere decir esto que “soy” de ese partido? ¿Garantiza eso que votaré a ese partido para siempre? ¿O que me gustaría ir en su lista? En modo alguno. ¿Que lo apoye? No, digo simplemente lo que haría yo si fuera internauta y catalán. Y os aseguro que eso no lo podría decir si “fuese” de otro partido, porque me echarían de él automáticamente.
Para el político medio, la nueva sociedad es tan incomprensible, que necesitan buscar asideros morales para criticarla. Funcionan en otra base, como quien compara algo binario con algo en base 10, y se pierden en la conversión. Saben que algo no funciona, pero hacia adelante adelante con su “razonamiento” porque son completamente incapaces de verlo de otra manera. Estoy convencido de que las cosas serán mucho mejores cuando nadie “sea” de un partido político. Yo, al menos, no lo seré nunca.