lunes, 6 de abril de 2015

NOS NINGUNEAN, LA SOBERVIA,LA AVARICIA, LA AMBICIÓN,


                                  NOS NINGUNEAN “HACER DE ALGUIEN.NINGUNO”




                                                         LOS MANIPULADORES


Cuando en un grupo hay personas que se hacen con la información ya que ellos son los encargados de recibirla, al pasar por sus manos, no la ponen en conocimiento de los demás, sino que se la pasan entre ellos para de esta manera, poder dominar al resto del grupo.

El  grupo lo único que sabe es lo que le comunican los privilegiados que están donde se recibe la noticia.

Las noticias son transformadas  y transmitidas según les interesa, dando las mismas sesgadas, o no transmitidas.

Transmitiendo lo que mejor les conviene para su provecho.

Cómo todo en la vida, el resto del grupo se van dando cuenta que no reciben las noticias, percibiendo que son manipulados.

A la larga muchos de los que fundaron dicho grupo van dejando de asistir a las reuniones, al ver que no son tomados en consideración.

Algunos de los componentes “privilegiados” no toman en consideración a los no elegidos por ellos, que estos  últimos  eligieron a sus representantes.

Nos disimulamos a nosotros mismos y nos hacemos transparentes y fantasmales; también disimulamos la existencia de nuestros semejantes. No quiero decir que los ignoremos o los hagamos menos, actos deliberados y soberbios, los disimulamos de manera más definitiva y radical: los ninguneamos. El ninguneo es una operación que consiste en hacer de Alguien, Ninguno. La nada de pronto se individualiza, se hace cuerpo y ojos, se hace Ninguno. El ninguneo se relaciona con el horror a la crí­tica y disidencia intelectual;  Se opta entonces por ningunear para no enfrentar la crítica con argumentos.

Todo se ha tenido muy en cuenta, los manipuladores,  saben parecer todo lo contrario a lo que son.
SOBERBIA
En psicología casi aceptamos la soberbia una enfermedad de nuestro tiempo, si me remito a pecados capitales, es sin duda alguna el que mayor carga destructiva posee.
El menosprecio al otro, el poco aprecio a uno mismo, es una respuesta a lo que una sociedad consumista demanda.
Ahora defino lo que la RAE  aporta: altivez y apetito desordenado de ser preferido a otros. También como la satisfacción y envanecimiento por contemplar las propias prendas con menosprecio de los demás.
Savater en otros términos viene a decir lo mismo:”la soberbia no es solo el mayor pecado según las Escrituras Sagradas, sino la raíz misma del pecado: por lo tanto de ella misma, viene la mayor debilidad. No se trata del orgullo de lo que tú eres, sino del menosprecio de lo que es el otro, no reconocer a los semejantes”

Hace muchos, muchísimos años, cuando las ardillas saltaban alegremente desde un castaño del norte de España a un olivo del sur  en Jaén. Había un árbol gigantesco, de un verde bellísimo y una gran frondosidad, a cuya sombra se cobijaban los habitantes en los calurosos anocheceres de verano, a la vez que era residencia de multitud de pajarillos.
En un lugar apartado de la Meseta, vivía en santidad y soledad un religioso que por llevar su “predica lejos” emprende camino un amanecer. Largas caminatas daba diariamente el monje, llevando “su verdad” de pueblo en pueblo, entre caminata y caminos llega al norte de España, cansado, fatigado por el largo peregrinar, ve un bello árbol, no duda un segundo en sentarse bajo su  fresca sombra. Ya algo recuperado le dirige unas palabras al roble como haría San Francisco.
-Es evidente-le dice- que debes gozar de la protección de algún poderoso dios, puesto que ni vientos, ni tormentas, han hecho mella en ti, la hermosa melena que adorna el tronco no se ha desbaratado, ni el grueso  tronco  desmejorado por el paso de los siglos, ningún pliegue en la corteza que hablen de vejez. Posiblemente el dios Helios te protege
-¡Ni lo piense viejo monje!-contesta el árbol, sacudiendo su melena que aun resultaba, ante el  sensual movimiento, mucho más bella... No te engañe la edad, yo no necesito protección y mucho menos del dios viento que solo destroza por donde pasa.
-Entonces…-dijo el anciano-:
-Lo que sucede-lo que sucede monje, es que nadie, ni nada puede contra mí, por muy poderosa que sea su furia. Ya ves, cuando se desata furioso contra los otros árboles, al llegar junto a mí, se detiene, se siente impotente ante mi grandeza, enmudece y temeroso marcha, es mas desea en el fondo de su corazón que yo no tome represalias contra él.
Estas palabras llenas de soberbia y jactancia, causaron una gran decepción en el anciano religioso que indignado exclama:
-¿No te da vergüenza? ¿Cómo te atreves miserable vegetal a emplear tus palabras llenas de desprecio  contra uno de los dioses más poderosos, al que el universo teme?
No lo pensó más y se levantó decidido a dejar al roble con su perorata, no sin antes decir:
-Sin reponer mis agotadas fuerzas, me voy de tu lado a buscar otras sombras y otro fresco más puro, no puedo seguir bajo  un árbol tan indigno y necio como eres tú.

Se poya en su cayado y murmurando contra el roble  o rezando por su conversión… se aleja
Pero no había desaparecido entre la densa vegetación, cuándo el cielo se oscurece y la tierra se puso a temblar, haciendo su presencia el dios Viento, los silbidos eran atronadores, y los brazos del árbol, cual palitos, se agitaban sin control.
El árbol al ver cómo era zarandeado hasta  estremecerse sus raíces...se acordó de las palabras pronunciadas contra Helios.
-¿Qué tal arbolito? Pregunta el viento aullando-¿así que no soy lo bastante fuerte para poder contigo?ja, ja, jaaa
Los demás arboles del bosque se inclinaron aterrorizados, el viento venia con muy malos aires.
-O sea que siento miedo de ti miserable, tú sabes que si quiero ahora mismo puedo derribarte como si fueras un pequeño arbusto. Sí te he perdonado tus bravuconerías a lo largo de siglos, es porque en la noche de los tiempos, cuándo reinaba caos, la bellísima diosa Belisana descansó  a reponer quebrantada salud, por tanto trabajo en la creación del mundo.
-Perdón señor helios, nada sabía,- acierta a murmurar el roble-
Y en memoria de aquel acontecimiento-sigue diciendo el dios- es por lo que te he dejado una larga, ¡muy larga vida! Hoy, tú me has insultado, ultrajado y mereces un castigo atroz. Pero no voy aplicarlo ahora, sino mañana.
-Perdóneme señor dios-suplica el árbol-no volveré a hacer cosas que puedan desagradarle.
El viento estaba demasiado encolerizado y prosigue en tono amenazador.
-Deseo castigarte a la luz del sol, para que todos vean como el Viento, trata a los ingratos y soberbios… ¡hasta mañana!
Y tras un largo silbido que abatió a todos los arboles del bosque, helando de tal forma el ambiente que los animales tuvieron que refugiarse en sus guaridas, Helios desapareció tal que había llegado.
El silencio envolvió a la noche y las tinieblas al mundo, las plantas adormecían entre rendidas y temerosas. ¡Solo el viejo roble velaba en su angustia! Triste se decía:
¡Que agusto me desdeciría de todo lo que he hablado sobre el viento al anciano monje! .Ahora ¿quién sabe lo que me espera?, seré arrancado de cuajo, hecho pedazos y triturado;  posiblemente mi tronco y mis ramas sean esparcidas por todo el bosque, se marchitaran y solo les queda consumirse en la hoguera. ¡Ya nadie me recordará!
Pero ¡aun me queda una carta a jugar!-pensaba-me despojaré de todas las ramas, de todas mis hojas; y al alba el bello roble estaba completamente desnudo y el tronco mutilado, herido ante los desgarros que se autoinflingió.
El dios cumplió su palabra, aún estaba lleno de cólera y deseo de venganza. Entonces ocurrió ¡algo inesperado al ver el árbol sin hojas!…su cólera de desvaneció y comenzó a reír y reir, primero de forma floja, luego más fuerte y sonora ¡con tanta fuerza! que los cimientos de la tierra temblaron, al fin ya cuando recobra el aliento con ironía dice:
¡En verdad que no te conozco árbol soberbio! El castigo que tú mismo te has impuesto fue más atroz el que yo pensaba darte, ahora resultas grotesco, animales y plantas se reirán de ti, los hombres no vendrán a descansar a tu sombra, ni dormirás escuchando sus bellas canciones o sus historias. Esta es la mejor y más acertada venganza contra un soberbio jajaaaaa
Y entre risas regreso al Olimpo,.
La lección del árbol es una leyenda hermosa del pueblo celta, nos habla de la manipulación, la seducción del soberbio, con el objetivo de ser solamente él, el protagonista de todo. Su propio EGO, su baja autoestima, lo lleva a ser arrogante, vanidoso, cínico, solo desea ser admirado, carece de empatía necesaria para crear vínculos sinceros con otros, que a su vez van a ser utilizados en el momento que él desee buscar seducir, se creen infalibles, están anestesiados para compartir el sufrimiento de los demás. Hasta llegan a sufrir algún trastorno paranoico, en el que se creen perseguidos, dando paso a culpar a otros de sus acciones. La soberbia camina siempre de la mano del narcisismo. Nadie ha de cuestionar sus carpichos, sus ideas, su prepotencia y arrogancia están unidas a una falsa apariencia de seguridad e invulnerabilidad. Ve a los otros en forma imperativa, desvalorizados.
Detrás puedo decirles que solo esconde el miedo al compromiso, a verse tal cuales  y aceptarse. Solo el miedo habla detrás de cada acto de soberbia.
Puerto de la Cruz a 06 de abril de 2015
Miguel Ariza Cabello

 

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