lunes, 13 de febrero de 2017

EL HIJO



El Hijo.
-Ya sé que no soy perfecto y que mi vida está llena de errores, pero nunca quise tu mal, más bien siempre traté de que tuvieras todo lo que necesitabas y por ello me esforcé.
Ahora y cuando ya me encuentro en una edad avanzada tú me reprochas todo lo que no hice, y me acusas de cosas que nunca me plantee y me culpas de todas tus carencias como si yo fuera responsable de tus fracasos.
Duele mucho oír a un hijo decir que no pidió venir al mundo.
Si cometí, mis errores, los asumo con tristeza y quisiera morirme al solo pensar en el daño que te hice y te pueda seguir haciendo.
Los padres no traemos al mundo hijos pensando en que serán infelices, lo hacemos lo mejor que podemos y yo a ti siempre te di lo mismo que a tus hermano.
Debes saber que tus limitaciones son las mías, me escupe a la cara mi propio fracaso como padre, y no creas que no sufro por ello y tampoco te culpo a ti, la vida a veces es así.
Ahora amargo mi vejez, debe ser parte de mi deuda con la vida, y lo siento por mí y por ti, porque no creas que te vaya a ser fácil dominar tu conciencia cuando yo muera.
Los niños actúan como niños, pero cuando crecen van tomando costumbres de adultos, tú eres un niño inconsciente pero con edad de adulto, y descargas sobre mí tu carga con la intención de hacerme el máximo daño posible, y lo haces ahora que sabes que estoy hundido por las decisiones desacertadas.
 ¿Quién se preocupará por ti cuando yo no esté?.
Y me preocupa más tu incapacidad de plantearte ésa pregunta que la posible respuesta que des.
Hijo, yo moriré, pero tú  te darás cuenta tarde de que todo lo que hice, lo realice para mejorar, no siempre en la vida se tienen aciertos.
Cuando tengas hijos, ya te darás cuenta de que la vida es una herencia y todo lo que siembres recogerás.
Un padre siempre querrá a un hijo.

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