Por Ramón Martínez
Cuando en
política se habla de “pucherazo”, se está usando una expresión que
viene de la época de la Restauración borbónica en España y se refiere a
la deplorable costumbre de hacer trampas en las elecciones. Estas
trampas permitían la alternancia, pactada previamente, entre los
partidos liberal y conservador, y consistían en guardar las papeletas en
pucheros, de donde viene el nombre que posteriormente se popularizó.
Pero en realidad los métodos de hacer trampas eran múltiples, como por
ejemplo usar votos de fallecidos, colocación de las urnas en lugares de
imposible acceso, etc.
Si consideramos que el sistema bipartidista actual fué diseñado ya en los tiempos de Franco por
el Opus Dei para perpetuarse en el poder, independientemente de quién
fuese el partido que gobernase, vemos que esta situación tiene una
asombrosa similitud con los tiempos de la Restauración borbónica al
recordar la historia de España del siglo XIX. De estas similitudes
entiendo que las de mayor relevancia son el bipartidismo y el
pucherazo.
El
bipartidismo actual es algo que no voy a demostrar puesto que es
evidente. Pero el pucherazo si necesita un estudio más detallado para
probar que no se trata de “teorías de la conspiración”
sino que, por el contrario, hay pruebas fehacientes de que esta
práctica continúa siendo una bochornosa realidad en nuestros días.
Una
premisa indispensable para que el Opus Dei se pudiese perpetuar en el
poder por medio del bipartidismo, en el contexto de una aparente
“democracia”, se entiende que es ganar siempre las elecciones. En
principio, controlando los medios informativos se puede manejar la opinión pública engañándola durante un periodo prolongado de tiempo, pero no eternamente. No se puede mentir y saquear un país de la forma que el Opus Dei lo ha hecho por medio de sus políticos y pretender que la sociedad los siga apoyando.
Otra cosa
es que difundan en los medios “encuestas” que presentan al PP como
primera opción electoral. Estas “encuestas” que difunden los principales
medios informativos, incluidos periódicos considerados progresistas,
contrastan con las encuestas efectuadas por los técnicos del CIS, con
datos más ajustados a la realidad (más creibles) que revelan que el 70% de los ciudadanos rechazan al PP-PSOE
y denuncian que el gobierno ha manipulado los resultados. Es notable
que esta denuncia de los técnicos del CIS no se publique en los medios
de gran alcance. De esta forma, aunque cuesta mucho creer las
estadísticas difundidas por los medios, muchos ciudadanos parecen
“resignarse” ante las “evidencias” que aportan unos informativos que, al
parecer, muchos consideran “respetables” y “fiables”. Pero esta
respetabilidad está puesta en entredicho, según se denuncia en el libro “No estamos solos” de José Miguel Monzón, al revelarse que el PP paga millones para comprar el silencio de los críticos.
Otro
factor muy importante a tener en cuenta para sospechar sobre las
garantías que ofrecen las elecciones, es el tema de los Colegios
Electorales. Es muy sospechoso que en España, un país con casi la mitad
de habitantes que Alemania les doble en número de políticos.
Concretamente en España hay 300.000 políticos con cargos públicos más
que en Alemania. Este despilfarro no implica solo los cientos de miles
de políticos innecesarios con unos sueldos escandalosos, sino que además, implica el saqueo de los “asesores”
elegidos a dedo entre sus allegados, etc. El abuso sobre la
designación de asesores es tal, que se ha dado el caso de asesores que
no tienen ni el graduado escolar, como ha ocurrido con 68 de los asesores de Rajoy.
La pregunta es, ¿en qué puede asesorar a un presidente de un gobierno
alguien que no tiene el título de graduado escolar?. También es muy
sospechoso que hagan unos recortes tan brutales en educación, sanidad, etc.
dejando sin trabajo a decenas de miles de profesores y médicos tan
necesarios en nuestra sociedad, y que no recorten en el escandaloso
número de políticos innecesarios y que, al parecer, solo contribuyen a aumentar y consolidar la corrupción.
En mi opinión, desde un principio, los que diseñaron el nuevo sistema
político “democrático” español, tenían consciencia de su
insostenibilidad económica. A esto habría que añadir el tema de la
corrupción, que ha llegado al extremo de una desvergüenza inusitada por
parte de cientos de políticos que estando imputados por corrupción
se han presentado a las listas electorales. La estrategia podría ser
edificar un sistema político a modo de una extensa red que cubriese el
país con cómplices del saqueo y por lo tanto colaboraran en el
mantenimiento de su sistema de privilegios. Toda esta corrupción es impagable, pero siempre hay prestamistas que gustosamente prestan lo que saben que nunca se va a poder pagar, cuyos préstamos van a bancos que no se investigan, pero gracias a la complicidad de los medios de información, se tranquiliza a la población mintiendo sobre las consecuencias de los “rescates”.
Por supuesto, estas deudas impagables se contraen a expensas de los
contribuyentes, y como “herencia” a las generaciones venideras. Así las
cosas, son políticos los interventores y apoderados de las mesas
electorales. Los vocales y presidentes de cada mesa electoral son
designados por los concejales y alcaldes en
un sorteo “aleatorio” que, en mi opinión, no ofrece garantías. Sobre
todo si se sabe que la mayoría de esos políticos son del PP-PSOE, y
cuando se ha demostrado que a ciertos políticos los “sorteos aleatorios”
les han sido favorables de una forma casi milagrosa, como es el caso de
Fabra que le ha tocado la lotería 9 veces en 10 años.
No estoy denunciando a todos los concejales y alcaldes de participar en
pucherazos, sino exponiendo la falta de garantías en la constitución de
las mesas electorales, especialmente si en los partidos de estos
políticos se presentan imputados a las listas, cuando el solo hecho de
estar imputado es un motivo de dimisión para cualquier político decente.
Tampoco ofrece garantías dejar la formación de las mesas electorales en
manos de políticos que a todas luces son parciales, y que su
“bienestar” depende de los resultados de las elecciones.
También
llama la atención que en los resultados de las últimas elecciones
municipales del 2015, el PP-PSOE haya sacado tan buenos resultados en
los pueblos y ciudades pequeñas, precisamente donde triunfaba el
pucherazo durante la Restauración borbónica.
La
fórmula electoral elegida indica el interés de quienes la impusieron. En
España es el sistema D'Hondt el utilizado, además de ser criticado por
favorecer a los partidos mayoritarios y en consecuencia al bipartidismo.
A todo lo
expuesto añadir las acusaciones contra el Ministerio del Interior, cuyo
máximo responsable es un miembro del Opus Dei, de pucherazo electoral del voto exterior, así como intentos de miembros del PP de hacer trampas durante las elecciones en multitud de casos, como este caso en Melilla, este otro en Almería, este otro en Lugo, este otro en Ourense, este otro en Navarra,
etc. etc. Todos estos casos publicados son posiblemente la punta de un
iceberg, si pensamos que es muy difícil que se hayan detectado y
publicado todos sus intentos de fraude en la elecciones.
Sabiendose como se sabe que el bipartidismo actual en España fué ideado por una secta como el Opus Dei, que es una reputada asociación de malhechores, que mienten sistemáticamente hasta el punto de incurrir en delitos, que saquean al país sin piedad, que de forma impúdica eligen a dedo a los miembros del CGPJ para garantizar su impunidad, con tantas denuncias de abusos crueles que recaen sobre esta secta,
etc. etc. puede decirse que el refrán popular que dice: “Piensa mal y
acertarás”, refrán que no comparto puesto que no es aplicable a todas
las personas, tratandose del Opus Dei, según su trayectoria, no dan
lugar a otra opción que pensar así de ellos.