Avísame cuando vengas de visita
para pedirle a la luna que se oculte,
y advertirle al sol que no te insulte
cuando vengas puntual a nuestra cita.
Para que pueda prepararte un buen marisco
y una botella de vino en nuestra mesa,
para que sepas que el macho que te besa
también puede comerte de un mordisco.
Conversar hasta las dos o tres de la mañana,
hacer planes con toques de ilusiones
mientras la luna asoma en la ventana.
Y mientras escuchamos las canciones
y la luna se oculta en la montaña,
mi corazón inundará al tuyo de pasiones.
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