La "casta" política española, consciente de que el pueblo los
rechaza y desprecia, quiere reconciliarse con la sociedad española antes de que
lleguen las próximas elecciones, temerosos de que los ciudadanos, cabreados e
indignados, les expulsen del poder con sus votos, pero se equivocan al
diagnosticar como "coyuntural" el rechazo profundo de la ciudadanía y
al creer que desaparecerá por completo cuando España recupere la prosperidad,
se creen puestos de trabajo y bajen los impuestos.
Muchos observadores y analistas políticos creemos que la desconfianza de los ciudadanos hacia sus políticos es mucho mas profunda de lo que ellos piensan y que, tras haber comprobado que solo saben gobernar bajo la ineptitud, la arrogancia, la corrupción, la codicia y la injusticia, los ciudadanos seguirán exigiendo un cambio profundo del sistema que traiga consigo, entre otras cosas, una regeneración de la vida política, castigo para los muchos ladrones que se han enriquecido ilegalmente con el dinero público y la devolución de todo lo que esos canallas han robado.
Solo el devenir resolverá esa incógnita y nos revelará si los ciudadanos no han aprendido nada y seguirán permitiendo que les gobierne una casta inmoral e injusta que no merece ni la quinta parte de los privilegios, ventajas y salarios que disfruta. Solo el futuro desvelará si los esclavos y borregos preferirán seguir sometidos a un dominio político abusivo y sin control, que convierte a los partidos en maquinarias invencibles de poder y a los políticos en dictadores impunes, todo un sistema que es incompatible con la democracia, o preferirán rebelarse con dignidad e imponer cambios profundos que, de una vez, instaure la democracia en nuestro país.
Los españoles tenemos muchos que aprender de la presente etapa de desempleo, penuria y pobreza. La primera lección es que la pésima clase política que gobierna España es la principal culpable del drama, por no haber sabido reaccionar a tiempo, por negarse a adelgazar un Estado tan grueso, costoso y plagado de enchufados con carné de partido que impide al país resurgir, por haber preferido practicar recortes y subir los impuestos antes que someter al sector público a la misma austeridad y sacrificios que han impuesto a los ciudadanos y por haber seguido conviviendo con la corrupción y el abuso de poder, dos dramas que hacen de España un país internacionalmente sin prestigio e internamente fracasado.
La segunda lección es que los políticos, con el sistema actual vigente, tienen demasiado poder, tras haber asesinado la democracia y sustituido, sin permiso ciudadano y engañando al pueblo, en una sucia dictadura de partidos y de políticos sin controles ni decencia".
La tercera gran lección es que los políticos solo introducen reformas superficiales y sólo eliminan algunas de las muchas canalladas y abusos cuando las cosas les van mas y sienten temor a que el pueblo, oprimido y empobrecido, se les rebele. Sin ese miedo al ciudadano, que es la base de la democracia, los políticos españoles seguirían acumulando privilegios, ocultando sus riquezas ilícitas, incrementando sus ventajas , dotándose de mas poder y marginando todavía mas al ciudadano, que, en contra de lo que establece la democracia, en España ha sido exilado de la política y marginado del proceso de toma de decisiones.
Muchos pensadores y expertos creemos que la clase política española solo espera a que retorne la prosperidad para volver a las andadas, a ser tan injusta e indecente como lo ha sido en el pasado, cuando las cajas de ahorro fueron saqueadas y cuando se permitieron todos los abusos y aberraciones sin castigo alguno, como la gran estafa a los ahorradores mediante las participaciones preferentes, cuando Zapatero, sin que todavía haya pedido perdón, arruinó el país y cuando Rajoy incumplió todas sus promesas electorales convirtiendo su acceso al poder en un fraude antidemocrático.
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