lunes, 11 de mayo de 2015

UN PADRE NUNCA TIENE QUE SER EL MEJOR AMIGO DE SU HIJO, SON ROLES INCOMPATIBLES.

 

Antonio Ríos Sarrió Médico psicoterapeuta especialista en terapia de familia y pareja

"Un padre nunca tiene que ser el mejor amigo de su hijo, son roles incompatibles"

"Hay que tener paciencia y esperar a que el menor aprenda a solucionar los problemas" - "Compararlos con otros niños es un fallo, atenta contra su autoestima"

08.05.2015 | 02:24
El psicoterapeuta Antonio Ríos.
El psicoterapeuta Antonio Ríos.
Para educar bien a los hijos hay que amarles incondicionalmente, pero también hay que ejercer autoridad para orientar al menor. Así lo asegura Antonio Ríos, psicoterapeuta especialista en terapia de familia y pareja.
-Por lo general, ¿los padres saben educar a sus hijos?
-Estamos en un momento complicado en la educación de los hijos. Llevamos dos décadas de cambios muy grandes que han hecho que se modifiquen los modelos educativos en la familia, en la escuela y en la sociedad. Los padres, en ocasiones, no están preparados para afrontar los retos educativos.
-¿Cuáles son los errores más frecuentes que cometen?
-Podríamos citar muchísimos, pero el más importante es la sobreprotección tan grande que se está dando en las últimas décadas.
-¿Qué tipo de padres son los que más tienden a sobreproteger a sus hijos?
-Los jóvenes, que están sobreprotegiendo a los hijos de una manera que los hacen incapaces de afrontar las dificultades propias de su edad.
-¿Es negativa la sobreprotección?
-Sobreprotección significa evitar todo tipo de problemas y obstáculos propios de la edad. Los progenitores intentan evitárselos para que no sufran y se lo solucionan todo de tal manera que los hemos hecho incompetentes y eso al final lleva a que cuando van haciéndose mayores se convierten en tiranos exigentes.
-¿Es ese el fallo más frecuente en la educación de los hijos por parte de los padres?
-No, otro error es el no confiar en las capacidades del menor. Los padres tienen que confiar en los hijos y dejarles que aprendan. Un niño de 8-9 años puede hacerlo todo en casa, desde poner lavadoras, ayudar a cocinar, utilizar el microondas... y eso es más fácil que manejar una play o una tablet. No tienen que verlo como una carga de trabajo, sino como que les están preparando para la vida.
-Indique otras maneras no adecuadas.
-Castigar reiteradamente tampoco es eficaz. Es más importante el refuerzo positivo. Otro gran fallo es compararlos con otros niños: eso atenta contra la autoestima del hijo porque siempre le equiparamos con gente que hace las cosas mejor y si lo hacemos reiteradamente al final la percepción del menor es que no hace nada bien.
-¿Se complace hoy día demasiado a los niños?
-Sí, otro error es acceder a lo que piden y parece que si no se lo dan no son buenos padres y los van a traumatizar. En ese sentido, la crisis económica nos ha ayudado un poco a reconducir esto.
-¿Se les inculca valores?
-También es un fallo no formarles en un código de valores o formarles en uno demasiado egocéntrico. Hablamos de tolerancia, solidaridad, generosidad, responsabilidad, todo eso hay que educarlo y se hace en la familia, en la escuela y en la sociedad. También se falla en no educar en el esfuerzo, el trabajo, la disciplina, incluso el éxito. No queramos que luego con 13-14 años un chaval se esfuerce cuando no se le ha enseñado en los años precedentes. El esfuerzo se educa no cediendo, no dejando las cosas sin terminar y reforzándoles cuando la han conseguido. Otro error es no cuidar la relación de pareja. Los padres se vuelcan tanto en la educación de los hijos que se olvidan de su relación, incluso de cuidarse a sí mismos y esto pasa factura con los años y termina en crisis e incluso en ruptura.
-¿Cómo se puede prevenir?
-Hay que entrenar a los hijos a que afronten las dificultades que van apareciendo en su vida. Si un niño de dos años puede comer solo hay que enseñarle a que lo haga. Lo que pasa es que es más costoso enseñarle que darle nosotros de comer. Si un crío de 4-5 años puede poner el edredón en la cama hay que dejarle, aunque lo haga mal, ya lo hará bien. Todo lo que puedan hacer no hay que evitárselo y cuando lo hagan hay que reforzarles.
-¿Y cuáles son las dudas más frecuentes?
-Más que dudas tienen miedos. Tienen mucho miedo a frustrar al hijo y a que se traumatice si no tiene esto o lo otro. La frustración es parte de la vida y hay que formarlos en ella. Eso no significa que queramos niños frustrados, sino que queremos chavales que contemplen que en su vida no lo van a poder tener todo y eso es normal y se puede ser feliz así. También preguntan cómo hacer que un hijo obedezca. Hay padres que cuando ya tienen hijos preadolescentes o adolescentes no saben negociar ni escuchar. Los progenitores tienen que tener paciencia, saber esperar a que su hijo aprenda a solucionar las dificultades. Tienen también dudas sobre hasta qué punto han de mantenerse o deben ceder.
-¿Y qué hacen bien?
-Mucho más de lo que se imaginan. Lo que educa es el amor incondicional combinado con la autoridad. El amor se expresa con el cariño, la ternura, el refuerzo positivo, la aprobación, esto es indispensable para el desarrollo emocional del hijo y lo hacen bastante bien, pero tiene que estar combinado con la autoridad traducida en normas y límites. Aquí es donde se equivocan un poco, aunque cada vez menos.
-¿Hay que ser el mejor amigo del hijo?
-Nunca. El rol de colega y el de padres son incompatibles. El de amigo es de complicidad y el de padre es de autoridad.
-¿Es mejor tener mano dura o ser permisivo?
-El equilibrio entre ambos.
Puerto de la Cruz a 11 de mayo de 2015
Miguel Ariza Cabello

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