Los 10 mejores guachinches de Tenerife
Mucho ha cambiado el concepto y forma del guachinche en el siglo XX y
en los comienzos del XXI. Exponentes del guachinche tradicional ya
quedan pocos. Es decir, ha habido un antes y después. En la actualidad,
hay dos conceptos: el tradicional y el vanguardista. Haciendo un breve
recorrido de la historias de estos habitáculos rurales vitivinícolas de
nuestra tierra, los guachinches son una cultura que se crea en Tenerife
sin que el viticultor se dé cuenta de ello. La cultura de estas casas de
comida no la hace el político, ni el escritor o el periodista. La crea
el viticultor, el hombre del mundo rural de nuestra tierra. Y lo hace
por la necesidad de vender sus excedentes, acompañado de ricos platos
culinarios que en otra época sirvieron para saciar las fatigas de los
estómagos de muchas personas, como el escaldón, las garbanzas
compuestas, la carne fiesta y el pescado salado con papas arrugadas.
El guachinche de antaño era un pequeño salón, donde el humilde viticultor guardaba sus enseres agrícolas o apero de labranza; pequeñas barricas de madera de vino, incluyendo el merry de arar y una vieja moto. Un salón sin vestir y un piso de tierra o de picón, acompañado de un pequeño mostrador, eran los escenarios, donde el humilde viticultor vendía sus caldos, acompañado de de tomates aliñados con orégano y aceite, queso blanco de cabra, garbanzas con tropezones, carne fiesta y conejo. Tampoco faltaban los chochos o la cabrilla (gofio y azúcar). Fueron tiempos de tenderetes, de cánticos y amistades.
El guachinche tradicional por sus características y estética, es improvisador: un almanaque de los años sesenta; refranes, poesías, un cuadro del primer tranvía que tuvo Santa Cruz de Tenerife; materiales de labranzas y sillas desniveladas al igual que las mesas, muchas de ellas aprovechadas de las bobinas de telefónica. El cuidado y el engalanamiento de las paredes de los guachinches son productos de la imaginación de las familias de los viticultores. Objetos originales que despiertan o llaman la atención de todos aquellos clientes que deciden tomarse un buen vaso de vino y unas buenas garbanzas compuestas. Tampoco puede faltar en sus paredes el timple de nuestra tierra o la guitarra. Así eran los guachinches de la época, de un pasado que ya es presente. Los actuales, los vanguardistas, nada tienen que ver con los anteriores.
La historia de Tenerife va unida al vino, a la tierra, al campo, sujeta a la climatología, a sus gentes, a los lugares, en la víspera del día de San Andrés. Y todo ello se vinculan con el mejor de los escenarios para su disfrute: los guachinches. Hoy hay una regulación gubernamental; unas normas sanitarias y estéticas. Un mayor control de los caldos de cosecha propia, debiendo de estar inscritos en el Registro de Industria Agraria y en el Registro de Envasadores de vino, y, un número determinado de comidas. Del mismo modo, la normativa también establece que el personal que preste servicios en este tipo de establecimientos deberá acreditar la formación sanitaria para la manipulación de alimentos. Sin duda, la picaresca en algunos establecimientos de comidas es aprovechada para utilizar la frase de guachinches como un reclamo comercial. Bien sea para pagar menos impuestos y servir un mayor número de comidas.
Muchos son los guachinches que hay, sobre todo en la zona norte de Tenerife. Hay gusto para todo; depende de la calidad del vino y de la comida. Sabido es, que el guachinche debe cumplir la normativa de tener tres clases de comida en sus pizarras, pero la mayoría no cumplen con lo establecido, ya que el guachinche vanguardista se nutre de un variado menú.
Por último, hoy, nuestros guachinches gozan de popularidad y son visitados por muchas personas de otras islas del Archipiélago canario, que no dudan en viajar muchos fines de semanas a Tenerife, al norte de la Isla, más exactamente, para saborear nuestros vinos y comidas tradicionales. También, para llevar vino tinto para sus respectivas islas. Incluso, ¡qué alegría me da cuando veo en muchos guachinches la presencia de extranjeros degustando los caldos de nuestra tierra!
2) Guachinche Casa Yayi. Cocina casera en un ambiente tranquilo y familiar. Buena ropavieja, pescado salado, carne fiesta, huevos estrellados, asadura, pulpos. Dirección: C/ San José, 10. La Matanza de Acentejo.
3) Guachinche Parralito situado en la calle San Cristóbal, 66, en La Matanza de Acentejo. Es el típico guachinche, situado en los bajos de la casa, con paredes y techos sin encalar. Allí se reparten las siete u ocho mesas de la que dispone el comedor. En un rincón, un espacio que ocupa la pequeña barra con la cocina. En la pizarra, los platos que ofrecen. Aunque no son muchos (como buen guachinche), abarcan un poco de todo, suficiente para acompañar al vino que anuncian de su cosecha. No tiene carne a la brasa.
4) Guachinche Basilio. Lugar acogedor y tranquilo. Comida casera y buena carne a la brasa los fines de semana. Calle de Obispo Pérez Cáceres, 75. La Matanza de Acentejo.
5) Guachinche Nunca Es Lejos. Lugar de pendiente bastante pronunciada, pero merece la pena llegar. Entorno familiar y buen vino. Especialidad en carne a la brasa. Calle la Turca, en el barrio La Corujera; en Santa Úrsula.
6) Guachinche Julián. Ambiente casero y familiar. Especialidad en carne a la brasa. Excelente vino de cosecha propia. Calle la Cepa, 5, en Santa Úrsula.
7) Guachinche Quintero. Excelente vino de propia cosecha. Buen queso blanco tierno. Chicharros y sardinas fritas, carne de conejo, garbanzas y carne a la brasa. Calle la Cepa, 1; en Santa Úrsula.
8) Guachinche David. Especialidad en estofado de cabra, costillas a la brasa, garbanzas y pollos asados. Buen vino de cosecha propia. Carretera Nueva de la Corujera 75. Santa Úrsula.
9) Guachinche La Y Griega. Ambiente de mundo rural. Comida casera. Buenas garbanzas, carne a la brasa y excelente vino de cosecha propia. Calle de la fortuna 23. La corujera. Santa Úrsula.
10) Guachinche Tomás y Úrsula. Ubicado en Calle Cuesta Perera, 14. El Farrobillo-Santa Úrsula. Destaca por sus famosos ranchos canarios con castaña. Buena carne a la brasa.
El guachinche de antaño era un pequeño salón, donde el humilde viticultor guardaba sus enseres agrícolas o apero de labranza; pequeñas barricas de madera de vino, incluyendo el merry de arar y una vieja moto. Un salón sin vestir y un piso de tierra o de picón, acompañado de un pequeño mostrador, eran los escenarios, donde el humilde viticultor vendía sus caldos, acompañado de de tomates aliñados con orégano y aceite, queso blanco de cabra, garbanzas con tropezones, carne fiesta y conejo. Tampoco faltaban los chochos o la cabrilla (gofio y azúcar). Fueron tiempos de tenderetes, de cánticos y amistades.
El guachinche tradicional por sus características y estética, es improvisador: un almanaque de los años sesenta; refranes, poesías, un cuadro del primer tranvía que tuvo Santa Cruz de Tenerife; materiales de labranzas y sillas desniveladas al igual que las mesas, muchas de ellas aprovechadas de las bobinas de telefónica. El cuidado y el engalanamiento de las paredes de los guachinches son productos de la imaginación de las familias de los viticultores. Objetos originales que despiertan o llaman la atención de todos aquellos clientes que deciden tomarse un buen vaso de vino y unas buenas garbanzas compuestas. Tampoco puede faltar en sus paredes el timple de nuestra tierra o la guitarra. Así eran los guachinches de la época, de un pasado que ya es presente. Los actuales, los vanguardistas, nada tienen que ver con los anteriores.
La historia de Tenerife va unida al vino, a la tierra, al campo, sujeta a la climatología, a sus gentes, a los lugares, en la víspera del día de San Andrés. Y todo ello se vinculan con el mejor de los escenarios para su disfrute: los guachinches. Hoy hay una regulación gubernamental; unas normas sanitarias y estéticas. Un mayor control de los caldos de cosecha propia, debiendo de estar inscritos en el Registro de Industria Agraria y en el Registro de Envasadores de vino, y, un número determinado de comidas. Del mismo modo, la normativa también establece que el personal que preste servicios en este tipo de establecimientos deberá acreditar la formación sanitaria para la manipulación de alimentos. Sin duda, la picaresca en algunos establecimientos de comidas es aprovechada para utilizar la frase de guachinches como un reclamo comercial. Bien sea para pagar menos impuestos y servir un mayor número de comidas.
Muchos son los guachinches que hay, sobre todo en la zona norte de Tenerife. Hay gusto para todo; depende de la calidad del vino y de la comida. Sabido es, que el guachinche debe cumplir la normativa de tener tres clases de comida en sus pizarras, pero la mayoría no cumplen con lo establecido, ya que el guachinche vanguardista se nutre de un variado menú.
Por último, hoy, nuestros guachinches gozan de popularidad y son visitados por muchas personas de otras islas del Archipiélago canario, que no dudan en viajar muchos fines de semanas a Tenerife, al norte de la Isla, más exactamente, para saborear nuestros vinos y comidas tradicionales. También, para llevar vino tinto para sus respectivas islas. Incluso, ¡qué alegría me da cuando veo en muchos guachinches la presencia de extranjeros degustando los caldos de nuestra tierra!
El ‘ranking’ de Lutzardo
1) Guachinche El Ramal es un auténtico guachinche canario, con una localización privilegiada. Situado en El Ramal, en La Orotava, este local tiene todo a su favor: es espacioso, con mesas de todos los tamaños, preciosas vistas, bien atendido por gente muy amable y cercana.2) Guachinche Casa Yayi. Cocina casera en un ambiente tranquilo y familiar. Buena ropavieja, pescado salado, carne fiesta, huevos estrellados, asadura, pulpos. Dirección: C/ San José, 10. La Matanza de Acentejo.
3) Guachinche Parralito situado en la calle San Cristóbal, 66, en La Matanza de Acentejo. Es el típico guachinche, situado en los bajos de la casa, con paredes y techos sin encalar. Allí se reparten las siete u ocho mesas de la que dispone el comedor. En un rincón, un espacio que ocupa la pequeña barra con la cocina. En la pizarra, los platos que ofrecen. Aunque no son muchos (como buen guachinche), abarcan un poco de todo, suficiente para acompañar al vino que anuncian de su cosecha. No tiene carne a la brasa.
4) Guachinche Basilio. Lugar acogedor y tranquilo. Comida casera y buena carne a la brasa los fines de semana. Calle de Obispo Pérez Cáceres, 75. La Matanza de Acentejo.
5) Guachinche Nunca Es Lejos. Lugar de pendiente bastante pronunciada, pero merece la pena llegar. Entorno familiar y buen vino. Especialidad en carne a la brasa. Calle la Turca, en el barrio La Corujera; en Santa Úrsula.
6) Guachinche Julián. Ambiente casero y familiar. Especialidad en carne a la brasa. Excelente vino de cosecha propia. Calle la Cepa, 5, en Santa Úrsula.
7) Guachinche Quintero. Excelente vino de propia cosecha. Buen queso blanco tierno. Chicharros y sardinas fritas, carne de conejo, garbanzas y carne a la brasa. Calle la Cepa, 1; en Santa Úrsula.
8) Guachinche David. Especialidad en estofado de cabra, costillas a la brasa, garbanzas y pollos asados. Buen vino de cosecha propia. Carretera Nueva de la Corujera 75. Santa Úrsula.
9) Guachinche La Y Griega. Ambiente de mundo rural. Comida casera. Buenas garbanzas, carne a la brasa y excelente vino de cosecha propia. Calle de la fortuna 23. La corujera. Santa Úrsula.
10) Guachinche Tomás y Úrsula. Ubicado en Calle Cuesta Perera, 14. El Farrobillo-Santa Úrsula. Destaca por sus famosos ranchos canarios con castaña. Buena carne a la brasa.
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