Sobre trabajo social,
ética y valores
La ética dentro de la intervención profesional
LA ETICA EN EL TRABAJO SOCIAL
La ética es un aspecto crucial en la intervención social pero es un tema muy poco trabajado, ya que dentro de las profesiones que intervienen en este ámbito se han ocupado más de la creación y avance a nivel técnico y teórico que en este aspecto, a mi juicio por dos motivos importantes: uno la especie de “complejo” con el que se han ido desarrollando por no ser consideradas de forma clara y directa como una ciencia, lo que les ha llevado a profundizar en aspectos que pudieran avalarles como tal y segundo porque no se ha entendido realmente la conexión entre el pensamiento ético del profesional con el ejercicio de su profesión y por tanto la interrelación de este aspecto con el desarrollo de un marco técnico y teórico importante de estas profesiones.
Es importante tener en cuenta cuando queremos profundizar
sobre aspectos relacionados con la intervención social que es un campo muy
heterogéneo en cuanto a profesiones, ideologías, enfoques teóricos, acciones, etc.,
esto le imprime una dificultad mayor a la hora de analizar cualquier aspecto ya
que no podremos llegar a un aspecto común que lo defina todo de una única
manera sino que deberemos tener en cuenta las variantes y cómo estas tienen su
referente en una concepción ideológica o en otra, por lo que todo resulta más
complejo y no podemos hacer simplificaciones que nos lleven al error, lo cual
es una tendencia habitual y normal a la hora de querer hacer un extracto o
tener una idea global.
Cuando queremos entender que conceptos a nivel ético son los
que están predominando en una intervención profesional es interesante poder
analizar la corriente ideológica de la que está surgiendo porque ésta tendrá
una influencia bastante clara en las acciones y nos permitirá analizarlas sin
entrar a una valoración inadecuada o prejuiciosa.
La intervención profesional puede venir marcada desde dos
posturas ideológicas claras:
a) Ideal de crecimiento y
riqueza económica, por lo tanto se primará la productividad, el esfuerzo y la
capacidad individual.
b) Ideal de igualdad humana y
justicia social, la acción buscará poner a todos los hombres y mujeres en
situación de igualdad e incentivar la justa distribución de la riqueza, el
poder y los recursos existentes.
Personalmente y profesionalmente yo opto por el segundo
ideal al que le sumo la potenciación y promoción del individuo y de sus
capacidades para que sea actor principal de su propio desarrollo y evitar la
dependencia de los servicios sociales y de sus profesionales. Basándonos en el
ideal de igualdad humana y justicia social es desde donde a mi juicio se pueden
conseguir más cambios sociales a nivel más general, ya que el primero si bien
puede hacer que mejoren individuos o grupos reducidos, caeríamos en la
tendencia que como sociedad hemos ido teniendo en los últimos años que es la de
primar el desarrollo económico y con esto seguimos fomentando la existencia de
muchos de los problemas sociales existentes que se basan sobre todo en la
desigualdad social.
Un aspecto que me parece interesante y que creo debe tenerse
en cuenta si queremos realizar un trabajo en intervención enmarcado claramente
en un contexto ético claro es el aportado por Julián Rappaport (1977) y es el
que afirma el derecho de las personas y grupos sociales a ser diferentes y no
ser sancionados por ello, y a la vez ser iguales, compartiendo equitativamente
los recursos de la comunidad.
¿Por qué esa búsqueda de la sociedad de la homogeneidad en
la apariencia y no en el acceso a los recursos? Se pretende que todos sean
iguales pero no que tengan igualdad en los puntos de partida que garanticen el
acceso a unas mejores condiciones de vida. Quizás es fruto de una tendencia a
la superficialidad propia de la sociedad de consumo que ha producido que
convirtamos algo valioso las apariencias de las personas y las cosas y no la
esencia de las mismas, basando los valores y la ética derivado de ésta
concepción en un consumismo exacerbado y en la potenciación de conceptos
efímeros y superficiales de belleza, juventud y acumulación de riqueza que nos
llevan a la deriva de los valores y los derechos humanos en la que nos
encontramos.
Estos son aspectos que van configurando una ética personal,
ya que el profesional de la intervención social no es ajeno a la sociedad en la
que trabaja, no puede abstraerse y la objetividad es un aspecto al que se debe
tender para una mejor profesionalización pero sería perjudicial negar que es
imposible abstraerse del todo y no dejar que esos valores queden en cierta manera
impregnados en el quehacer profesional. La ética personal y la profesional
están tan íntimamente ligadas que buscar un lugar para destacar la
diferenciación entre una y otra es básicamente imposible, por eso es importante
también ahondar en estos aspectos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario