lunes, 22 de junio de 2015

UNA SIMPLE TÉCNICA PARA QUE TE VAYA MEJOR EN TU VIDA

Una simple técnica para que te vaya mejor en tu vida

Post escrito por Ángel Prieto, estudiante de Psicología.
ATENCION: Esta entrada requiere ser leída en su totalidad… O no leerse. Su lectura incompleta puede dar lugar a interpretaciones erróneas. Si no tienes tiempo es mejor que leas otro artículo del blog.

Son muchos los expertos psicólogos y psiquiatras que conocen esta técnica que voy a explicar a continuación, pero ninguno de ellos la aplican porque el beneficio es devastador, inimaginable. Estos expertos saben que cuando aplican este tipo de técnicas sus pacientes se recuperan rápido y eso, amigo mío, ¡no les conviene! Prefieren que sus pacientes sigan en consulta por meses o años, y así engordar su bolsillo. Esta técnica tiene más de 5 mil años, según expertos historiadores diversas tribus de indígenas lo aplicaban para calmar su estado de pánico cuando se encontraban con tigres o en situaciones adversas donde la serenidad cobra una importancia descomunal.
Es posible que el lector sienta cierto rechazo ante la técnica por su simplicidad, pero pronto será capaz de ponerla a prueba y ver su enorme valor. Antes de comenzar a explicar esta técnica, es necesario entender ciertos conceptos de cómo se estructura nuestro cerebro. Éste tiene dos hemisferios: hemisferio izquierdo, que se ocupa sobre todo de nuestra área más racional (matemáticas, pensamiento lógico…); y hemisferio derecho, que se encarga sobre todo de aquello que compete a lo emocional (instintos, empatía, habilidades sociales). Ahora bien, nuestro lado derecho del cuerpo (ojo derecho, oído derecho…) es procesado por el hemisferio izquierdo, y viceversa. De tal forma que lo que escuchamos y vemos por el oído y el ojo de un lado del cuerpo es procesado por nuestro hemisferio del lado contrario.
Lo segundo que debemos entender es que cuando nos pasa algo de corte afectivo que nos influye en el estado de ánimo, o sentimos miedo, ira o intranquilidad estamos usando más el lado irracional y emotivo de nuestro cerebro, que está en el hemisferio derecho. Nos estamos dejando influir por nuestras emociones. Si en estos casos usáramos nuestro hemisferio izquierdo, procesaríamos la situación de una forma racional y nada angustiosa. Otra situación distinta es cuando intentamos ser más empáticos con nuestros compañeros, ¡si utilizásemos más nuestro lado derecho seríamos más empáticos! ¡Hasta llegar a extremos inimaginables! Ahora bien, ¿cómo elegir qué hemisferio usar? Eso es lo que conseguirás con la técnica de Inhibición Hemisférica bajo Tensión del Orbículo o, más conocida como la técnica de IHTO
Gracias a la técnica de IHTO que se va a describir en este post conseguirás elegir con qué hemisferio procesar la información. Grandes figuras utilizan esta técnica sin ser conscientes de ello. Por ejemplo Chuck Norris, Barack Obama y hasta el Dalai-Lama. Simplemente debes cerrar insignificantemente el ojo del lado contrario del hemisferio que no quieres utilizar. Es decir, si no quieres utilizar el hemisferio derecho porque estás agobiado o con ansiedad, basta con cerrar el ojo izquierdo de forma insignificante respecto al otro ojo para que el hemisferio derecho empiece a dejar de funcionar poco a poco. ¡Esto es engañar al cerebro! Pero no debes cerrar el ojo entero, si no, esta técnica no funcionará.
La técnica es conocida por la literatura y cine universal, ya que en muchas ocasiones caracterizan a las personas serenas con una mirada en la que el ojo izquierdo está algo más cerrado que el ojo derecho. Imágenes como la que se muestra a continuación son muy comunes en el cine.
IHTO
(Imagen extraida de video de youtube con Licencia YouTube Estándar.)
Probablemente, querido lector, quizá usted haya creído que esta técnica funciona y que los expertos la avalan (sin siquiera haber nombrado qué expertos, haber aportado investigaciones que lo sostengan…). O por el contrario, quizá usted sea más escéptico y se pregunte quién habrá sido capaz de creer que esto es verdad. Sea el caso que sea, seguro que ha caído en engaños similares, todos lo hemos hecho en alguna ocasión y lo seguiremos haciendo. No se sienta mal si se creyó la historia hasta llegar a este punto. Estaba diseñada como lo están tantas y tantas historias que circulan por Internet, en TV, o en la tienda, para engañarnos o para vendernos cosas sin base. A menudo nos las creemos y ni siquiera nos damos cuenta. Tenemos una vida demasiado ajetreada y complicada como para tener que analizar la veracidad de todas y cada una las variedades de objetos, herramientas, y técnicas que supuestos profesionales nos venden para tener una vida mejor de forma asombrosamente eficaz, sencilla y rápida. No se puede imaginar la cantidad ingente de dinero que mueven este tipo de engaños: pulseras que aumentan el equilibrio, pastillas de azúcar que lo curan todo, técnicas similares a esta que son capaces de reprogramar cualquier mente, dramatización para el tratamiento de cualquier tipo de trastorno mental… Un sinfín de engaños que no sólo nos roban el dinero, sino que atentan de forma burlesca contra nosotros, además de idiotizarnos como sociedad.
A continuación, expongo unas claves para facilitarnos averiguar cuándo es más probable que algo que nos venden se trate de un engaño y, por otro lado, la diferencia entre la ciencia y pseudociencia en cuanto a las actitudes de quienes las difunden.
Duda de lo que te dicen cuando se cumplen varias de estas situaciones:
  •  Intentan venderte un producto como lo mejor, lo más rápido o demasiado simple. P.E: “ninguno de ellos la aplican porque el beneficio es devastador, inimaginable”.
  • Ponen como referencia la sabiduría de “unos pocos”: “tribus indígenas”, “personas en contacto directo con la sustancia son más sanos (baba de caracol)” “el Dr. Smith”, o similares. En esta entrada se ha podido observar varias veces, P.E: “Grandes figuras utilizan esta técnica sin ser conscientes de ello. Por ejemplo Chuck Norris, Barack Obama y hasta el Dalai-Lama”.
  • Aluden a algún “conocimiento científico”, sea veraz o incluso falso, para dar más credibilidad al asunto. Generalmente este conocimiento se presenta ilustrado y redactado de forma sospechosamente simple de comprender. En el caso de esta entrada hemos recurrido a conceptos de lateralidad del cerebro.
  • Ponen de por medio a expertos o científicos, pero no suelen nombrarlos; o si los nombran, son casi siempre los mismos. En este caso hemos nombrado a la comunidad de psicólogos y psiquiatras.
  • Nunca aportan referencias bibliográficas primarias, es decir, estudios o investigaciones publicadas en revistas científicas. Si aportan referencias, son de otro tipo de artículos que no han pasado revisión por pares, o bien de libros. En este caso, tal y como puede observar, ni siquiera se aportan referencias.
Por lo general, según Bunge (2010), la ciencia se diferencia de la pseudociencia por varias actitudes de quienes la difunden o la llevan a cabo (nombro algunas):
  • La ciencia se actualiza, se corrige, busca la autocrítica, admite su propia ignorancia, admite las “lagunas” en su propio campo. La pseudociencia, por el contrario, no.
  • La ciencia recurre a la experimentación, estudios, y aplica procedimientos objetivos de control. La pseudociencia no.
  • La pseudociencia recurre sistemáticamente al argumento de autoridad, tergiversa los datos no favorables.
  • Además, la pseudociencia por lo general suele adquirir fama de forma rápida.
Y espero que, de esto último sí, haya aprendido una simple técnica para que le  vaya algo mejor en vuestra vida: la duda.
Referencias:
Bunge, M. (2010). Las pseudociencias, ¡vaya timo! Navarra: Laetoli (ISBN: 9788492422241)

1 comentario:

  1. Me gustó mucho la forma de plantear lo que querías transmitir!
    Que bien haría difundir este artículo en estos tiempos de tanta ingenuidad.
    Saludos

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