Duermes...
Te acaricio con
el pensamiento,
me evaporo
entre tus fuegos
y con mis
labios
rozando los
tuyos
llenando mis
carencias,
apaciguando mis
tormentos,
esos que
provocas,
en tocarme con
un roce,
como para
desequilibrar la tentación
y revivirte en
mi pensamiento,
por siempre
amor,
amor eterno.
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