Su comercialización empezará en 2017
Despega el primer coche volador
Se levanta a 130 km/h, utiliza gasolina normal
Puede volar de Andalucía a Cataluña en apenas dos horas y sin repostar
El AeroMobil, con capacidad para dos personas, ha sido presentado en Viena
Precio de salida: 115.000 euros
El coche-avión en pleno vuelo. Puede llevar a dos personas y alcanza el medio kilómetro de altura. Sus alas plegables están fabricadas con el mismo material de los transbordadores espaciales.
Lejos está de las naves de Star Wars o de Regreso al futuro. Tampoco nada que ver con el Ford Anglia encantado de Harry Potter. Este coche vuela de verdad. Se pone a tope en la pista, despliega sus alas y... ¡en el aire! A 500 metros del suelo. Asientos de piel, vista panorámica... Está hecho para llegar a tiempo al trabajo o para irse a vivir al campo, evitando los atascos y la contaminación. El problema se le viene encima a los ayuntamientos, que han de solucionar cuanto antes dónde van a despegar y aterrizar estos coches-avión. ¿En las autopistas? ¿En los parques? ¿En los techos de los edificios?
La maravilla, de azul y plata y seis metros de largo (más que cualquier limusina), se llama AeroMobil SXSW 2015 y acaba de ser presentado en el Congreso de Aerotecnia de Viena.
Diseñado y fabricado por el ingeniero aeronáutico Stefan Klein en Bratislava, quien ha aprovechado su larga experiencia en firmas como Audi, BMW y Volkswagen, el coche volador empezará a ser comercializado en 2017 por la firma eslovaca AeroMobil. Tiene capacidad para dos viajeros y cuenta con la ventaja de que puede circular, como cualquier otro turismo, por autopista o carretera hasta llegar directamente a la pista de despegue de un aeropuerto o aeródromo. "Queremos conseguir que el transporte privado sea más emocionante, eficiente y sostenible", dijo Klein al diario británico The Guardian. Y para lograrlo ha invertido 25 años de estudios y realizado cuatro prototipos. El último, este híbrido que inaugura una nueva saga de automóviles, la de los ovnis particulares.
La idea de Stefan Klein es que su utilitario volador pueda desplazarse normalmente por carretera y, llegado a cualquier pequeño aeródromo, abra sus alas como lo haría un avión ultraligero. Aunque en realidad el AeroMobil no vuela sino que planea debido a su diseño aerodinámico. Resulta extraordinario que se levante fácilmente con una envergadura de alas de 8,32 metros. Demostró que puede hacerlo sin problemas en su primer vuelo de prueba en el Pionner Festival de Viena, en octubre del año pasado, donde se presenta lo último en tecnología e innovación.
En cuanto a seguridad, el prototipo cuenta con piloto automático y, en caso de emergencia, un avanzado sistema de despliegue de paracaídas. Precio total: 115.000 euros.
Quien decida ponerse a los mandos del AeroMobil necesitará una licencia de piloto de avioneta, que se obtiene con 45 horas de prácticas realizadas. Antes tendrá que pasar un curso teórico y los exámenes médicos correspondientes, a fin de evitar que los débiles del corazón se den un tortazo contra algún edificio o montaña.
¿Cómo lo han logrado cuando otros han fracasado? En lugar de montar una avioneta sobre un Ford, como hizo antes de morir en el intento Henry Smolinsky en 1973, Klein ha diseñado su coche-avión como un híbrido de estructura de acero y paredes de carbono. En tierra se ve como un coche y en el aire como un perfecto y aerodinámico biplaza.
Resulta extraordinario que se eleve fácilmente con tal envergadura de alas y que necesite menos de 150 metros para despegar. En realidad el AeroMobil no vuela sino que planea gracias a su diseño de pájaro.
Los mismo se ha intentado hacer otras veces, aunque sin éxito. Entre ellos, los militares, que no durante estos años han sido ajenos al desarrollo de coches volantes. El Avrocar, por ejemplo, de los ejércitos de Reino Unidos y Canadá, tras la II Guerra Mundial no sirvió para transportar tropas como se esperaba, sino para que un general se diera un paseíto con su novia que costó varios millones.
Otro, el Aerocar de Moulton Molt Taylor, de los estadounidenses, era un coche reconvertido en que podía volar a 193 km/h. Estuvo a punto se ser comercializado por Ford tras obtener el visto bueno de la Federal Airplane Agency americana en 1970. Pero la crisis del petróleo enfrió el proyecto y desde entonces los secretos del Aerocar siguen durmiendo en el garaje.
Si hoy existe un competidor que pueda retar a la criatura de Klein, es el también americano TerraFugia. Se trata de una máquina que despega en vertical, como los aviones Harrier de combate. Tiene espacio para cuatro viajeros y un tamaño equivalente al de un coche convencional medio.
Uno de los aciertos de este prototipo es que no necesita de complicados cursos de vuelo para funcionar. El despegue y aterrizaje son automáticos una vez le damos unas coordenadas y sus creadores aseguran que bastan cinco horas de pruebas para hacerse con su funcionamiento, alcanzando los 320 km/h.
Sin ser tan veloz, no obstante, el coche volador eslavo le ha tomado la delantera en su salida al mercado. Su comercialización en 2017 empezará en Estados Unidos con un precio nunca inferior a 70.000 euros, unos 100.000 dólares. Posteriormente, se espera que salga a la venta en Australia y más tarde en Europa. Siempre, eso sí, que supere las normativas aeronáuticas, mucho más exigentes para estos nuevos ovnis particulares.
Puerto de la Cruz a 22 de marzo de 2015
Miguel Ariza Cabello
La maravilla, de azul y plata y seis metros de largo (más que cualquier limusina), se llama AeroMobil SXSW 2015 y acaba de ser presentado en el Congreso de Aerotecnia de Viena.
Diseñado y fabricado por el ingeniero aeronáutico Stefan Klein en Bratislava, quien ha aprovechado su larga experiencia en firmas como Audi, BMW y Volkswagen, el coche volador empezará a ser comercializado en 2017 por la firma eslovaca AeroMobil. Tiene capacidad para dos viajeros y cuenta con la ventaja de que puede circular, como cualquier otro turismo, por autopista o carretera hasta llegar directamente a la pista de despegue de un aeropuerto o aeródromo. "Queremos conseguir que el transporte privado sea más emocionante, eficiente y sostenible", dijo Klein al diario británico The Guardian. Y para lograrlo ha invertido 25 años de estudios y realizado cuatro prototipos. El último, este híbrido que inaugura una nueva saga de automóviles, la de los ovnis particulares.
A 700 km de distancia
Necesita menos de 150 metros para elevarse impulsado por la potencia de un motor de 1.000 centímetros cúbicos y unas alas plegables de fibra de carbono, el mismo material que llevan los transbordadores espaciales, que se abren en segundos. Requiere un mínimo de 130 km/h de velocidad para elevarse y, ya en el aire, alcanza una autonomía de vuelo de 700 km. Es decir, quien viva en Andalucía y trabaje en Cataluña invertiría menos de dos horas para llegar a su destino. Y si en vez de volar se utiliza para circular por una autopista, podría alcanzar los 160 km/h. En cualquiera de los casos, tras llenar el depósito con gasolina estándar.La idea de Stefan Klein es que su utilitario volador pueda desplazarse normalmente por carretera y, llegado a cualquier pequeño aeródromo, abra sus alas como lo haría un avión ultraligero. Aunque en realidad el AeroMobil no vuela sino que planea debido a su diseño aerodinámico. Resulta extraordinario que se levante fácilmente con una envergadura de alas de 8,32 metros. Demostró que puede hacerlo sin problemas en su primer vuelo de prueba en el Pionner Festival de Viena, en octubre del año pasado, donde se presenta lo último en tecnología e innovación.
En cuanto a seguridad, el prototipo cuenta con piloto automático y, en caso de emergencia, un avanzado sistema de despliegue de paracaídas. Precio total: 115.000 euros.
Quien decida ponerse a los mandos del AeroMobil necesitará una licencia de piloto de avioneta, que se obtiene con 45 horas de prácticas realizadas. Antes tendrá que pasar un curso teórico y los exámenes médicos correspondientes, a fin de evitar que los débiles del corazón se den un tortazo contra algún edificio o montaña.
¿Cómo lo han logrado cuando otros han fracasado? En lugar de montar una avioneta sobre un Ford, como hizo antes de morir en el intento Henry Smolinsky en 1973, Klein ha diseñado su coche-avión como un híbrido de estructura de acero y paredes de carbono. En tierra se ve como un coche y en el aire como un perfecto y aerodinámico biplaza.
El AeroMobil despega a 130 km/h, usa gasolina normal y puede recorrer 700 km.
Los mismo se ha intentado hacer otras veces, aunque sin éxito. Entre ellos, los militares, que no durante estos años han sido ajenos al desarrollo de coches volantes. El Avrocar, por ejemplo, de los ejércitos de Reino Unidos y Canadá, tras la II Guerra Mundial no sirvió para transportar tropas como se esperaba, sino para que un general se diera un paseíto con su novia que costó varios millones.
Otro, el Aerocar de Moulton Molt Taylor, de los estadounidenses, era un coche reconvertido en que podía volar a 193 km/h. Estuvo a punto se ser comercializado por Ford tras obtener el visto bueno de la Federal Airplane Agency americana en 1970. Pero la crisis del petróleo enfrió el proyecto y desde entonces los secretos del Aerocar siguen durmiendo en el garaje.
Si hoy existe un competidor que pueda retar a la criatura de Klein, es el también americano TerraFugia. Se trata de una máquina que despega en vertical, como los aviones Harrier de combate. Tiene espacio para cuatro viajeros y un tamaño equivalente al de un coche convencional medio.
Uno de los aciertos de este prototipo es que no necesita de complicados cursos de vuelo para funcionar. El despegue y aterrizaje son automáticos una vez le damos unas coordenadas y sus creadores aseguran que bastan cinco horas de pruebas para hacerse con su funcionamiento, alcanzando los 320 km/h.
Sin ser tan veloz, no obstante, el coche volador eslavo le ha tomado la delantera en su salida al mercado. Su comercialización en 2017 empezará en Estados Unidos con un precio nunca inferior a 70.000 euros, unos 100.000 dólares. Posteriormente, se espera que salga a la venta en Australia y más tarde en Europa. Siempre, eso sí, que supere las normativas aeronáuticas, mucho más exigentes para estos nuevos ovnis particulares.
Puerto de la Cruz a 22 de marzo de 2015
Miguel Ariza Cabello
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