Cómo superar el síndrome del nido vacío
El ciclo de la vida indica que a
cierta edad, lo normal es irse de casa.
Los hijos van creciendo y en un determinado
momento, toman la decisión de emprender un nuevo camino de manera
independiente. Si bien, esto es un proceso que forma parte de la vida, el
hecho de mudarse del lecho paterno y materno causa en ocasiones, lo que se
conoce como “el
síndrome del nido vacío” por parte de los progenitores.
Pero, ¿qué hacer cuando los hijos
se van de casa?, ¿cómo convivir con la pareja otra vez, después de tanto
tiempo?, ¿cómo evitar sentirse “viejos”? estos interrogante suelen acompañar a
las personas que empiezan a padecer el “nido vacío”, en alusión a lo que ocurre
con los pájaros y su vivienda.
Así, podemos definir el
síndrome del nido vacío como el conjunto de pensamientos y sentimientos
negativos y nostálgicos como la sensación de incertidumbre, la tristeza o la pérdida del sentido de la vida, por
parte de los padres, cuando se van sus hijos casa. De repente se encuentran
solos, tras un largo período de tiempo, cuidando y educando a sus hijos.
Sin embargo, estos sentimientos
suelen ser normales y pasajeros, el problema es cuando se perpetúan y
cronifican en el tiempo, no produciéndose una buena adaptación a la nueva
situación familiar. Además de la ocurrencia en el tiempo de otros factores como
ser más conscientes de la llegada de la “tercera edad”, la menopausia o
andropausia y las reminiscencias continuas.
En este caso, resulta
importante por un lado, hablar de lo que les ocurre a los padres cuando los
hijos se van de casa y por otro, qué les sucede en relación a su matrimonio.
Esta situación no quiere decir que
los padres sean malas personas y no estén felices porque sus hijos se casen o
se independicen, sino que a veces, es difícil para ellos enfrentarse a una
casa vacía, con menos personas viviendo en ella y a los cambios de rutina.
Por otro lado, si situamos como
promedio los 30 años de edad en la que los hijos suelen irse de casa para
formar una nueva familia u
obtener la independencia, esto quiere decir que han pasado tres décadas
desde la última vez que el matrimonio estuvo completamente solo (en el caso de
que continúen juntos). Por lo que ha “corrido mucha agua bajo el puente” como
se dice de forma popular.
Entonces, se lleva a cabo un
redescubrimiento de la pareja, un volver a vivir una época pasada que
ocurrió hace mucho tiempo y que quizás, ni recuerden o nueva etapa sobre la que
navegar. Puede ser la solución o el aliciente para los sentimientos
encontrados. Ya que ambos están mucho más maduros que al principio, cuando
aún no estaban sus hijos.
Por lo tanto, empezar a cumplir
una rutina sin los hijos, es una tarea que vale la pena hacer con alegría,
no con tristeza ni añoranza. Es cierto que al principio es difícil, pero es
“ley de vida”. En definitiva, los padres en algún momento también fueron hijos
que se fueron de casa para casarse, por ejemplo.
El cordón umbilical se corta
cuando el bebé nace, pero también hay otros lazos que nos unen y son más
fuertes. La costumbre de tratar a los hijos como si fueran eternos niños, por
ejemplo, hace más difícil las cosas cuando se produce la mudanza.
¿Cómo sobrellevar el síndrome del
nido vacío?
A continuación, te presentamos
algunas recomendaciones que podrán ayudarte a superar el síndrome del nido
vacío:
-Adopta una nueva perspectiva de
la situación: En lugar de focalizarte en los
aspectos negativos de la situación, busca los positivos. Por ejemplo, puedes
pensar en el bienestar de tus hijos; si ellos están bien, tú también deberías
de estarlo.
-Refuerza la relación con tu
pareja: Es el momento de reforzar la
pareja a través de actividades que quizás habéis postergado, de redescubriros y
hacer cosas juntos.
-Expresa lo que te pasa: siempre
es adecuado que verbalicemos cómo nos sentimos, incluso en ocasiones,
compartirlo con nuestros seres queridos puede hacernos ver que podemos superar
lo que nos ocurre.
-Realiza cosas que te agraden: A
veces, postergamos cosas que queremos hacer debido a las exigencias diarias.
Ahora puede ser el momento para ponerte en marcha y realizarlas. Te ayudará a
pensar en otras cosas y además, a darte cuenta de que la vida continúa.
-Mejora la relación con tus hijos: Quizás el
hecho de que se hayan ido del hogar sirva para tener una mejor comunicación que
antes, por ejemplo.
Es importante que recordemos, que la
relación con nuestros hijos no terminará porque ellos se marchen de casa, sino
que se desarrollará de una manera diferente y que como en cualquier otra
relación, para que se mantenga hay que seguir construyéndola y fomentándola.
Puweto de la Cruz a 21 de marzo de 2015
Miguel Ariza Cabello
Puweto de la Cruz a 21 de marzo de 2015
Miguel Ariza Cabello
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