sábado, 7 de marzo de 2015

"LA MENTIRA DURA MIENTRAS LA VERDAD LLEGA"




 
 
Una de las actitudes más perniciosas y que más molesta a los seres humanos es ser víctima de una mentira.  

El acto de mentir se define como la intención deliberada que tiene una persona de engañar a otra. La mentira viene a ser simplemente, algo que no es verdad, que no es real.
Clasificación de las mentiras


Existen dos formas fundamentales de mentir: a través del ocultamiento y a través del acto mismo de falsear. El mentiroso que oculta, retiene cierta información sin decir en realidad, algo que falte a la verdad. El que falsea da un paso adicional: no sólo retiene información verdadera, sino que presenta información falsa como si fuera cierta.

Para que un acto de mentira se concrete, a menudo, el mentiroso combina ambas formas de engaño, pero en muchas ocasiones, se conforma simplemente con el ocultamiento, pues muchos consideran que ocultar información no es mentir, y se sienten menos culpables cuando ocultan que cuando falsean.

Las mentiras... ¿Tienen patas cortas?

En más de una oportunidad hemos escuchado decir que las mentiras tienen patas cortas, pues en ocasiones se descubren más rápido de lo que pensamos. Las mentiras fallan por muchas razones. A veces, la víctima del engaño descubre accidentalmente la verdad al encontrar una carta de amor escondida, una mancha de pintura de labios o al escuchar una conversación íntima por el teléfono auxiliar que levantó al mismo tiempo que su pareja.

También puede ocurrir que otra persona delate al mentiroso: un colega envidioso, una esposa abandonada, un informante que ha sido pagado, son algunas de las fuentes básicas para descubrir un engaño, los expertos en el arte del engaño llaman “medias verdades” o “verdades retorcidas”.

El mentiroso quiere ocultar las pruebas de lo que oculta.

Las verdades retorcidas, el mentiroso dice la verdad de tal modo que la víctima no lo crea, es   decir, dice la verdad falsamente.

La conducta racional, lo básico es que lo que se dice, se siente o se hace, se contrapone con la verdad racional. Se falsea la verdad por algún interés.

Es más profunda, mucho más malvada, es la mentira hecha para dañar a los demás.

 
Los errores se deben a la dificultad de ocultar las emociones o de inventar emociones falsas. No toda mentira lleva consigo una emoción, pero las que sí, causan al mentiroso graves problemas.

Cuando se despiertan emociones, los cambios sobrevienen casi al instante sin dar cabida a la deliberación. El pánico que siente el mentiroso de ser descubierto produce señales visibles y audibles, pues es algo que está más allá de su control.

Las personas no escogen deliberadamente el momento en que sentirán una emoción. Ocultar una emoción no es fácil, pero tampoco lo es inventar una no sentida, aunque no haya otra emoción que disimular con ésta. En este caso, el falseamiento se hace tanto más arduo cuanto mayor es la necesidad que existe de él, especialmente si éste contribuye a ocultar otra emoción.

Las mentiras relacionadas con pensamientos no involucran emociones. Son las mentiras acerca de planes, ideas, acciones, intenciones, hechos o fantasías. Defender la verdad es mucho más complicado que decir una mentira en este caso.
 

El adulto es mentiroso cuando no ha logrado superar los obstáculos que le ha puesto la vida y por lo tanto para sentirse el triunfador que nunca ha sido, engaña. Por último, el anciano es mentiroso cuando no se perdona los errores que ha cometido en su vida.

De acuerdo con esto, en la misma proporción en que el niño aprenda a diferenciar el mundo real de sus fantasías, que sepa enfrentar sus diferencias con los demás para irlas comprendiendo y confrontando en la juventud y la adultez y en la misma medida en que los ancianos se hayan sentido valiosos, triunfadores en la vida, se podrá confrontar la posibilidad de la mentira como una traición destructiva.

Si esto no se hace, la mentira puede transformarse en un instrumento de evasión ante la frustración.

Mentira y profesión

Un escritor tiene que hacer creíble la historia que cuenta a través de conocimiento racional, del manejo emocional y de la credibilidad accional.

Un político tiene que hacer creíble su mensaje emocional de trabajo por el grupo, a través de mensajes racionales, honestos y de acciones acordes con lo que dice sentir.


Los políticos que dicen, proponen, exponen y te convencen con sus argumentos los cuales no son ciertos, pero ellos mismos se creen sus propias mentiras, disfrazando la mentira y queriéndola hacer ver a los demás como verdad.

La mentira puede hacer daño a quien la recibe, pero a quien más perjudica es al mentiroso, pues se convierte en una persona poca digna.                                                                                                               “La verdadera sabiduría está en reconocer la propia ignorancia.”

 
 
Puerto de la Cruz a 07 de marzo de 2015

Miguel Ariza Cabello



 

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