“Hablar de amor es hablar de una necesidad humana”, es un artículo en
base a un análisis personal sobre la relación del comportamiento
humano, su inteligencia emocional y las relaciones interpersonales, que
afectan a su desempeño en la organización por ende, ya que no se
desenvuelven e integran adecuadamente en la sociedad donde habitan,
basada en las enseñanzas del maestro Erich From y su libro “EL Arte de
Amar”.
Una canción muy famosa dice que en una estrofa “el amor esta en aire”
(Love is in the air), frase simple pero a la vez profunda, que secretos
físicos, biológicos, espirituales se desvelan tras el amor…¿por qué
razones el ser humano durante su vida lucha, literalmente, por
encontrarlo; se desvela en sus noches sufriendo, orando, pidiendo al
universo le conceda encontrar a aquella persona que complemente su vida?
Esto por citar los más efímeros ejemplos de los que muchos de nosotros
vivimos a lo largo de los años, desde que descubrimos la atracción hacia
otra persona; la atracción física en una primera instancia hasta llegar
en muchos casos a desarrollar un vínculo emocional muy similar al que
se puede mantener con la familia donde nos criamos o nacimos.Que simple la pregunta puede parecer, pero surge otro cuestionamiento ¿Qué lleva a los científicos, médicos, siquiatras, filósofos, sociólogos, hasta a las personas comunes, en las cuales me incluyo, a tratar de entender que es eso que le decimos Amor, y lo categorizamos como sentimiento?
El arte de amar se centra justamente en llegar alcanzar el amor maduro, que significa la unión o condición de preservar nuestra integridad y nuestra individualidad, sin que esto afecte la unión con el ser amado.
Dar produce felicidad, y en una relación de pareja madura, donde se respeta la individualidad y la integridad, se experimenta según los expertos y también aquellas parejas que llevan compartiendo su vida más de 60 años, la fuerza de la riqueza interior del espíritu y el alcanzar juntos metas compartidas que se forjaron a medida de la convivencia. Las personas se sienten vivas, dichosas, el acto de dar se convierte en una expresión de la vitalidad que están sintiendo.
Es importante entender que el significado de la palabra dar, no abarca la esfera material, sino el dominio de lo humano. La persona da a otra una parte de su propia vida, recalcando que no es sacrificio alguno, sino que entrega lo que está vivo en él, la alegría, su humor, su tristeza, son todas las expresiones que de lo que está vivo en él. En el amor maduro se concibe la entrega sin esperar recibir, porque el hecho de dar es la de donde parte la teoría de amar, ya que entregarse produce dicha. Pero si es claro, que cuando los sentimientos en la pareja son reales y sinceros, el dar se torna en un círculo virtuoso, los que lo llevan a recibir constante alegría que ellos mismos han creado.
Como dije en párrafos anteriores, el amor nos da poder, es poder, porque el amor es el único sentimiento capaz de producirse el mismo, amor. Pero el poder nunca viene solo, trae consigo la responsabilidad; muchos piensan en esta palabra como un sinónimo de un deber, pero en un sentido profundo y analítico la responsabilidad es voluntaria, es la respuesta a las necesidades explicitas o no de otro ser humano. Responsabilidad como palabra compuesta significa estar listo para responder.
Ahora el poder del amor, la responsabilidad, no podrían ser maravillosos sino incluimos un componente imprescindible, que es el Respeto. El cual no es significado de sumisión ni de temor hacia otro, de acuerdo a su raíz etimológica o idiomática significa la capacidad de ver a la persona tal cual es, y tener por ende conciencia de su individualidad única, no existen dos personas iguales. En el amor maduro y saludable la pareja se preocupa por que ambos se desarrollen y crezcan tal como son, así el respeto elimina cualquier tipo de explotación hacia el otro ser. A su vez el respeto lo alcanzamos solo si hemos alcanzado la independencia, si puede caminar solo sin tener que dominar ni someter a ninguna persona. El respeto existe sobre la libertad. El amor y la libertad están unidos bajo su concepción primaria, no existe amor sin libertad.
¿Cómo se respeta a una pareja? Muchos nos podemos preguntar esto…la respuesta es simple y obvia, conociéndola. El conocimiento no existiría si no lo motivará la preocupación por el otro, por eso hay muchas fases en el proceso de conocerse. El problema del amor con el conocer, radica en que las parejas deben caminar hacia “fundirse para transcender”, como dice Froman, una frase muy poética y romántica, pero es una realidad, tan presente que es uno de los mayores problemas por lo cual fracasan las relaciones, uniones de parejas, matrimonios; la incapacidad del ser humano de vincularse con el otro en lo más profundo de sus secretos, de volverse cómplices, aunque biológicamente ni el hombre conoce todos sus secretos, si conocemos nuestro carácter, anhelos, frustraciones, metas, las cosas que nos alegran que nos encolerizan, pero aún así no lo intentamos no construimos la convivencia y el entorno para propender a generar ese conocimiento indispensable, necesario, el núcleo del amor.
El acto de fusión que produce el amor, la penetración activa en la otra persona, va generando el deseo de conocer y satisfaciendo esos espacios que deben ser llenados para crear las bases de la relación en las primeras fases, es increíble pero muchas experiencias revelan que mientras más nos adentramos en este viaje de conocimiento de nuestro compañero o compañera más nos auto conocernos, porque nos descubrimos mutuamente.
Al llegar a esta fase el amor ha logrado cambios importantes en ambas personas, dejando de lado el narcicismo, el auto centrismo, siente una nueva energía de unión, de compartir, de unidad. Más aun siente la potencia de producir amor antes que la dependencia de recibir, pasamos del amor infantil que sigue el principio de que “amo porque me aman” al amor maduro “me aman porque amo”, el amor inmaduro dice de acuerdo a Froman “Te amo porque te necesito”, el amor maduro “Te necesito porque te amo”.