Nueva teoría: los Reyes Magos fueron cuatro pero uno no llegó a Belén porque se perdió
Posted by LA ARGENTINIDAD ...AL PALO en enero 5, 2007
Se llamaba Arbatán y pero
no llegó a ver al Niño Jesús porque se desorientó cuando iba solo camino
a la ciudad. La teoría, elaborada por el astrónomo Mark Kidger, tiene su origen en un cuento poco conocido sobre la Navidad.
Melchor, Gaspar y Baltasar, a diferencia Arbatán, siguieron la estrella de Navidad y llegaron al nacimiento de Jesús
Tomando como base un antiguo cuento de Navidad que relata la existencia de un cuarto Rey Mago conocido como Arbatán, el astrónomo Mark Kidger elaboró una teoría que manifiesta que el cuarto de los religiosos que llevaba presentes para el Niño Jesús, no llegó para su nacimiento porque se perdió ante de llegar a la ciudad de Belén.
Kidger, quien trabaja para el Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC), explica que Arbatán,cuando se dirigía por su cuenta a Belén, pudo perder el punto de referencia porque una semana antes del nacimiento de Jesús, la luna estuvo en conjunción con la estrella nova que seguía, por lo que se perdió la luz.
El científico europeo contó que los reyes magos eran sacerdotes estudiosos de las señales del cielo. Y manifestó que Arbatán viajó desde el mar Caspio –a 1.300 kilómetros de Belén-, guiado por una estrella nueva, que al dejar de brillar lo desorientó.
Un relato navideño, escrito a finales del siglo XIX por el estadounidense Henry Van Dyke, cuenta que Arbatán habría dedicado 30 años de su vida a buscar al Mesías para darle tres preciosas joyas: un zafiro, un rubí y una perla, que no pudo ofrecerle el día de su nacimiento.
Melchor, Gaspar y Baltasar, según la publicación científica que reproduce la prensa española, partieron antes que Arbatán guiados por la gran estrella de Navidad, fenómeno sobre el cual existen diferencias con otros astrónomos, que dicen que se trataba del cometa Halley, aunque este apareció en el año 12 antes de Cristo.
Tomando como base un antiguo cuento de Navidad que relata la existencia de un cuarto Rey Mago conocido como Arbatán, el astrónomo Mark Kidger elaboró una teoría que manifiesta que el cuarto de los religiosos que llevaba presentes para el Niño Jesús, no llegó para su nacimiento porque se perdió ante de llegar a la ciudad de Belén.
Kidger, quien trabaja para el Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC), explica que Arbatán,cuando se dirigía por su cuenta a Belén, pudo perder el punto de referencia porque una semana antes del nacimiento de Jesús, la luna estuvo en conjunción con la estrella nova que seguía, por lo que se perdió la luz.
El científico europeo contó que los reyes magos eran sacerdotes estudiosos de las señales del cielo. Y manifestó que Arbatán viajó desde el mar Caspio –a 1.300 kilómetros de Belén-, guiado por una estrella nueva, que al dejar de brillar lo desorientó.
Un relato navideño, escrito a finales del siglo XIX por el estadounidense Henry Van Dyke, cuenta que Arbatán habría dedicado 30 años de su vida a buscar al Mesías para darle tres preciosas joyas: un zafiro, un rubí y una perla, que no pudo ofrecerle el día de su nacimiento.
Melchor, Gaspar y Baltasar, según la publicación científica que reproduce la prensa española, partieron antes que Arbatán guiados por la gran estrella de Navidad, fenómeno sobre el cual existen diferencias con otros astrónomos, que dicen que se trataba del cometa Halley, aunque este apareció en el año 12 antes de Cristo.
Los Reyes Magos son Reales
Posted by LA ARGENTINIDAD ...AL PALO en enero 15, 2007
La Arqueología hace asombrosas revelaciones sobre los Reyes Magos
Su existencia, además de quedar bien testimoniada en el Evangelio, ahora es documentada por los descubrimientos arqueológicos.
En ocasiones algunos escépticos han usado la mención
de los Magos de Oriente para mofarse de la Biblia y el recuento bíblico
del nacimiento de Jesús alegando que los Magos no existieron y que sólo
fueron fruto de la imaginación vívida de los escritores de los libros
bíblicos en los que se mencionan. Pero… Los Magos de Oriente no son
personajes creados por siglos de tradición cristiana. Su existencia,
además de quedar bien testimoniada en el Evangelio, ahora es documentada
por los descubrimientos arqueológicos.
Esta curiosa y extraordinaria revelación se encuentra
contenida en una tablilla, en la que se han acuñado caracteres
cuneiformes. Se trata de un auténtico documento astronómico y
astrológico (entonces las dos disciplinas eran hermanas gemelas) que
revela la existencia de una conjunción de Júpiter y Saturno en la
constelación de Piscis en el año 7 antes de Cristo.
Los Evangelios enmarcan el nacimiento de Jesús en
tiempos del censo del imperio ordenado por César Augusto, cuando Quirino
era gobernador de Siria, y en los últimos años del rey Herodes, quien
falleció el mes de marzo del año 4 a.C. Para los historiadores, Jesús
nació unos siete años antes del año «0». El evangelista Mateo (2, 2)
pone en relación el evento de Belén con la aparición de una estrella
particularmente luminosa en el cielo de Palestina. Y es precisamente en
este momento en el que la tablilla de arcilla ofrece un testimonio
particular.
Existen muchas hipótesis sobre la estrella que vieron
los magos (“magoi” en griego era la palabra con que se denominaba a la
casta de sacerdotes persas y babilonios que se dedicaban al estudio de
la astronomía y de la astrología) y que les llevó a afrontar un viaje de
unos mil kilómetros con el objetivo de rendir homenaje a un recién
nacido.
El 17 de diciembre de 1603, Johannes Kepler,
astrónomo y matemático de la corte del emperador Rodolfo II de
Habsburgo, al observar con un modesto telescopio desde el castillo de
Praga el acercamiento de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis,
se preguntó por primera vez si el Evangelio no se refería precisamente a
ese mismo fenómeno. Hizo concienzudos cálculos hasta descubrir que una
conjunción de este tipo tuvo lugar en el año 7 a.C. Recordó también que
el famoso rabino y escritor Isaac Abravanel (1437-1508) había hablado de
un influjo extraordinario atribuido por los astrólogos hebreos a aquel
fenómeno: el Mesías tenía que aparecer durante una conjunción de Júpiter
y Saturno en la constelación de Piscis. Kepler habló en sus libros de
su descubrimiento, pero la hipótesis cayó en el olvido perdida entre su
inmenso legado astronómico.
Faltaba una demostración científica clara. Llegó en
1925, cuando el erudito alemán P. Schnabel descifró anotaciones
neobabilonias de escritura cuneiforme acuñadas en una tabla encontrada
entre las ruinas de un antiguo templo del sol, en la escuela de
astrología de Sippar, antigua ciudad que se encontraba en la confluencia
del Tigris y el Éufrates, a unos cien kilómetros al norte de Babilonia.
La tablilla se encuentra ahora en el Museo estatal de Berlín.
Entre los numerosos datos de observación astronómica
sobre los dos planetas, Schnabel encuentra en la tabla un dato
sorprendente: la conjunción entre Júpiter y Saturno en la constelación
de Piscis tiene lugar en el año 7 a.C., en tres ocasiones, durante pocos
meses: del 29 de mayo al 8 de junio; del 26 de septiembre al 6 de
octubre; del 5 al 15 de diciembre. Además, según los cálculos
matemáticos, esta triple conjunción se vio con gran claridad en la
región del Mediterráneo.
Si este descubrimiento se identifica con la estrella
de Navidad de la que habla el Evangelio de Mateo, el significado
astrológico de las tres conjunciones hace sumamente verosímil la
decisión de los Magos de emprender un largo viaje hasta Jerusalén para
buscar al Mesías recién nacido. Según explica el prestigioso catedrático
de fenomenología de la religión de la Pontificia Universidad
Gregoriana, Giovanni Magnani, autor del libro «Jesús, constructor y
maestro» («Gesú costruttore e maestro», Cittadella, Asís, 1997), «en la
antigua astrología, Júpiter era considerado como la estrella del
Príncipe del mundo y la constelación de Piscis como el signo del final
de los tiempos. El planea Saturno era considerado en Oriente como la
estrella de Palestina. Cuando Júpiter se encuentra con Saturno en la
constelación de Piscis, significa que el Señor del final de los tiempos
se aparecerá este año en Palestina. Con esta expectativa llegan los
Magos a Jerusalén, según el Evangelio de Mateo 2,2». ¿Dónde está el Rey
de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y
hemos venido a adorarle» preguntan los magos a los habitantes de
Jerusalén y después a Herodes.
La triple conjunción de los dos planetas en la constelación de Piscis
explica también la aparición y la desaparición de la estrella, dato
confirmado por el Evangelio. La tercera conjunción de Júpiter y Saturno,
unidos como si se tratara de un gran astro, tuvo lugar del 5 al 15 de
diciembre. En el crepúsculo, la intensa luz podía verse al mirar hacia
el Sur, de modo que los Magos de Oriente, al caminar de Jerusalén a
Belén, la tenían en frente. La estrella parecía moverse, como explica el
Evangelio, «delante de ellos»
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