viernes, 1 de enero de 2016

LOS PRIMEROS POBLADORES DE LAS ISLAS CANARIAS

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Los primeros pobladores de las Islas Canarias



 Las Islas Canarias forman un archipiélago de origen volcánico situado en el océano Atlántico y que está compuesto por un conjunto de siete islas principales, las cuales ordenadas de oeste a este son: El Hierro, La Palma, La Gomera, Tenerife, Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote. Esta última, la más cercana a África, está situada a una distancia de unos 95 kilómetros de sus costas.
El primer documento escrito con una referencia directa a Canarias se debe a Plinio el Viejo, que cita el viaje del rey Juba II de Mauritania a las islas en el año 40 a.C., y se refiere a ellas por primera vez como “Islas Afortunadas”. La presencia más antigua del ser humano en el archipiélago canario parece que se remonta hasta el siglo V a.C., aunque en la isla de Lanzarote, la más próxima al continente africano, se han encontrado algunos restos del siglo X a.C. A los habitantes canarios anteriores a la conquista española de finales del siglo XV se les denomina “guanches”. Los primeros aborígenes canarios procedían de grupos del norte de África, que llegaron en oleadas sucesivas en busca de nuevas tierras en las que asentarse. La aportación bereber fue la demográficamente dominante. Sin embargo, no eran expertos navegantes y muchos de los que alcanzaban las islas lo hacían al azar; además, los vientos, las corrientes y las mareas hacían posible la llegada a las islas, pero dificultaban su abandono. También hubo población proveniente de otras culturas; hay indicios de la presencia fenicio-púnica, cuyos primeros síntomas se detectan ya en Lanzarote y en Tenerife, y posteriormente, en torno al cambio de Era y el siglo I d.C., está documentada la presencia de los romanos. Un yacimiento arqueológico es el de la Isla de Lobos, en Fuerteventura. Todos ellos contribuyeron a la llegada de población de origen norteafricana. El nombre de Islas Canarias es originario del pueblo de Canarii, uno de los grupos étnicos bereberes del norte africano y que fue el origen de los habitantes más antiguos del archipiélago.
Los asentamientos se produjeron habitualmente junto a fuentes y manantiales, que aseguraba el abastecimiento constante de agua. Estos lugares tomaron la forma de poblados constituidos por edificaciones construidas generalmente con paredes de piedra, techo vegetal y planta circular. También había viviendas en cuevas, naturales y algo menos artificiales excavadas, sobre todo en lugares altos y de difícil relieve. Antes de la conquista no existía una unidad política y en cada isla existía un conjunto de pueblos independientes entre ellos. La comunicación entre los grupos de las distintas islas era escasa, algo en lo que influía bastante su poca destreza en la navegación. Pero tenían rasgos étnicos y culturales comunes entre sí y con los bereberes del norte de África.
La economía de los antiguos isleños se basaba en la agricultura y la ganadería. Era una economía muy básica, con medios rudimentarios y basada en el autoconsumo de cada grupo humano. La agricultura se fundamentaba en los cereales, sobre todo trigo y cebada, con los que se elaboraba el tradicional gofio que aún hoy es típico. En la ganadería predominaba los animales introducidos del continente africano: la cabra, la oveja, el cerdo y el perro. De todos ellos se consumía su carne y el perro además tenía función de guardia. La actividad económica se completaba con la caza ocasional, la recolección de frutos, el marisqueo y la pesca a pequeña escala.
La organización social se basaba en distintos grupos que se distinguían por su diferente nivel de riqueza según la cantidad de recursos económicos de los que disponían, sobre todo tierras y ganado. A su vez, existían jefes o monarcas que ejercían el poder en demarcaciones territoriales de diverso tamaño. La religión era politeísta, basándose en el culto a elementos naturales, sobre todo a los astros y entre ellos principalmente al Sol. Se han encontrado también ídolos fabricados de barro. El sistema de enterramiento habitual en todas las islas era el de la momificación de los fallecidos, que luego se depositaban en cuevas naturales o en túmulos, siendo este último método utilizado principalmente en Gran Canaria y que podía ser muy simple (amontonamiento de piedras sobre el cuerpo) o muy complejo (gradas, torreón central y departamentos interiores). Los cadáveres se disponían en posición de decúbito supino, casi siempre sobre lajas, sobre un manto vegetal o, a veces, sobre esterillas. Se agrupaban en auténticos panteones colectivos. Junto con los cadáveres se colocaban ofrendas de cereal, de leche y otros productos diversos.
Durante muchos años, hasta el siglo XIII, hay muy pocas referencias a las Islas Canarias. Aunque se sabe que fueron visitadas por los musulmanes y que recibieron expediciones del Mediterráneo dedicadas a la piratería, pero pocas embarcaciones se aventuraban a penetrar en el océano Atlántico. Sin embargo, desde finales del siglo XIII parece que comenzó el redescubrimiento de las islas por los europeos. Eran sobre todo portugueses, castellanos, catalanes, mallorquines y genoveses. Este proceso estaba dentro de la expansión europea por el Atlántico, facilitada por los avances en la navegación, con el objetivo de abrir nuevas rutas de comunicación. No obstante, el proceso conquistador propiamente dicho se desarrolló durante prácticamente todo el siglo XV y se realizó, en líneas generales, en dos fases distintas. En la fase inicial, comenzada en el año 1402, se conquistaron las islas menos pobladas y que opusieron una baja resistencia: El Hierro, La Gomera, Fuerteventura y Lanzarote. Las solían efectuar nobles europeos que emprendieron la ocupación como una empresa particular, obteniendo derechos señoriales o feudales sobre las tierras y pueblos conquistados. En la segunda fase se conquistaron las islas restantes: La Palma, Tenerife y Gran Canaria. En este caso se implicaron directamente los Reyes Católicos y las pusieron bajo su control señorial y político.
La conquista de las Islas Canarias concluyó en el año 1496. Desde aquel momento su desarrollo y referentes políticos, sociales, económicos y culturales estarán ligados a los de España. A su vez, supuso el fin de la cultura y las formas de vida aborigen, aunque algunos de sus rasgos persistirán para irse diluyendo con el paso del tiempo, aunque todavía hoy quedan diversos elementos característicos de su pasado en el lenguaje, artesanía, gastronomía, religión, etc. A partir del siglo XVI se asentaron en el archipiélago canario pobladores de distinta procedencia, principalmente españoles, pero también destacaron los portugueses, italianos, franceses, ingleses, irlandeses y flamencos. Estaban atraídos por las posibilidades que ofrecían las islas, sobre todo en la participación en los circuitos comerciales atlánticos entre América y Europa, el abastecimiento de mercancías y la explotación de las tierras de cultivo.
Se fue produciendo un mestizaje humano y cultural producto de múltiples influencias que dio lugar a la sociedad canaria moderna. La cultura canaria ha recibido, en mayor o menor medida, aportaciones de los tres continentes bañados por el Atlántico: África, América y Europa. Las islas han sido durante siglos tierra de arribada, escala, intercambio, inmigración y emigración. Todas estas aportaciones se han ido arraigando a las características de las islas y sus gentes, para formar una identidad cultural rica y diversa. En ella confluyen tres elementos fundamentales: un sustrato guanche de origen bereber, la aportación básica europea, y finalmente, el influjo americano, producto de las relaciones comerciales y migratorias con Latinoamérica. En las Islas Canarias están catalogados cientos de yacimientos arqueológicos de distinta categoría anteriores a la época prehispánica.

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Puerto de la cruz,a 01 de diciembre de 2016

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