Los artistas, deportistas españoles que
trabajan en el extranjero fijan su residencia fiscal fuera de nuestro país, les
revienta que el fisco le meta mano en sus bolsillos, es lo que hay.
No pagar a Hacienda es un deporte
nacional.
Si los impuestos se destinaran a
sufragar los servicios públicos como la sanidad, Educación, cuando escucho que
con los impuestos se pagan las obras de las sedes de los partidos, viajes de los políticos, las
tabletas, móviles, los asesores, los aeropuertos sin aviones, las redes del AVE
por las que viajan cuatro gatos, ayudas
Cajas de Ahorros que hundieron los partidos con las gestiones lucrativas, las
patronales, sindicatos, ayudas a la banca que tienen beneficios cada año.
Si todo esto se paga con nuestro dinero,
es normal que escondan su dinero, si saben que el destino que les quieren dar
no es el más licitó.
Los futbolistas con sus
derechos de imagen, las empresas radicadas en Irlanda en paraísos fiscales.
Al final el 30% lo pagan los pobres desgraciados,
que no tienen asesoramiento profesional de algún ex inspector de Hacienda (que
son los felices propietarios de una gran cantidad de empresas de asesoramiento
fiscal)
En este país quien paga impuestos son
los que tienen nómina.
La tabla del profesor Juan rallo, un
trabajador que gane 20.100 euros pierde en su salario real unos 4.600 euros que
paga por él la empresa a la Seguridad Social. Y luego otros 1.000 que paga
directamente el trabajador. Más 1.500 euros de IRPF. Así que el salario real
que se mete en el bolsillo después de impuestos son 13.000 euros. Y si a eso se
le suma lo que nos gastamos cada año en impuestos indirectos y especiales, que
no se ven (gasolinas, alimentos, ocio..., unos 2.100 por persona y año),
El trabajador que debería ganar 20.100
euros termina con apenas 10.900 en su bolsillo. El resto se lo come la
solidaridad y los gastos del Estado benefactor. Así que cuando le digan que en
España la Sanidad y la Educación son universales y gratuitas, tenemos el
derecho a estar enfadados ya que esto lo pagamos con el sudor de nuestra
frente.
Razón tiene Juan Carlos Monedero
-Billetero lo llama ya la gente, que es muy burlona- cuando dice en su nuevo
libro que no es fácil ser decente en un mundo indecente. Ese joven y prometedor
político de Podemos, por ejemplo, ganó medio millón de euros al año asesorando
a algunos Gobiernos sudamericanos y Hacienda ha terminado merendándose casi la
mitad de la pasta que cobró. Así que ahora va a tener que vivir entre
estrecheces sólo con un cuarto de millón de euros. Eso le pasa por hablar.
Si el padre de familia no da ejemplo, el
resto de la familia, hace lo que ve.
El delito de defraudación tributaria
Según el artículo 305 del Código Penal, comete este delito aquel que, por acción u omisión, defrauda a la Hacienda Pública, siempre y cuando el importe sea superior a 120.000 euros. El delito de defraudación es un delito doloso, nunca culposo, es decir, existe consciencia y voluntad de infringir la norma.
Puerto de la Cruz a 15 de febrero de
2015
Miguel Ariza Cabello
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